jueves, 21 de agosto de 2014

El postnacionalismo, la postdemocracia y el dogmatismo.

Postnacionalismo.
Hace algunas fechas, coincidiendo con la extraordinaria irrupción de #Podemos en el panorama político español, me empecé a preguntar en algún artículo sobre los presupuestos ideológicos de este nuevo grupo político. Buscaba un posicionamiento del movimiento al respecto de un tema que se encuentra en pleno debate especialmente en nuestro país como es el proceso soberanista y me interesaba por conocer alguna opinión en la materia por parte de Podemos y algún planteamiento relacionado con cuestiones como la soberanía. No encontré ningún posicionamiento claro al respecto salvo un "si los catalanes quieren irse no hay nada que discutir". Mas que la postura, me sorprendía la carencia de un sentido claro sobre aspectos relativos a la soberanía, ("nacional", "popular", "territorial" o cualquiera otra). Tengo que decir que fui crítico con Iglesias al no mostrar un sentido de soberanía definido ideológicamente, al margen del que fuera.
No obstante soy insistente y me he preocupado por encontrar referencias sobre este posicionamiento por parte del grupo y afortunadamente las he encontrado. Se trata de la propia tesis doctoral de Pablo Iglesias, una lectura interesante altamente, recomendable no sólo para conocer su postura política, si no también para entender un poco más el mundo en el que nos movemos.
En efecto, el posicionamiento de Iglesias guarda relación con el fenómeno que se ha desarrollado en los últimos años en el mundo, conocido como el postnacionalismo, concepto tras el cual viene a definirse un mundo en el que se ha producido un vacío de la concepción tradicional contemporánea anteriormente basada en las naciones como unidad básica de desarrollo y organización internacional. Sin duda, un punto de partida interesante.
¿El capitalismo global, la tumba de las naciones?
La base de este concepto es que la visión tradicional sobre el mundo quedaría quebrada, merced a la llamada #globalización, que ha hecho que el capitalismo multinacional, el sistema financiero global y otros poderes (Multinacionales, FMI, BM, etc) sean los que construyen mundo, y sobre esta base podemos explicar la situación actual de diferentes movimientos.
El primer caso, el de Podemos, vendría a proporcionar una especie de reacción popular ante la nueva situación. Se trata de una reacción de los oprimidos ante los poderes económicos y políticos por los abusos a los que someten a la población. Carece de un sentido nacional, pero tampoco son internacionalistas de tipo comunista. Es sencillamente postnacionalismo. -Una especie de "me la suda", para entendernos-. 
Se desarrollaría en España, lo mismo que se desarrollaría en Europa, que en Groenlandia, que en Cataluña. Mas que internacional nace con vocación de globalidad y es que ambas cosas no son lo mismo. La internacionalidad reconoce el principio de suma de naciones, mientras que la globalidad no. Hay más ejemplos de reacciones globales y valga recordar el pionero movimiento verde global representado por ejemplo por organizaciones como Greenpeace. Carece de un sentido puramente internacional, simplemente es global. Pero hay más casos de influencia de esta visión, muy extendida en otros fenómenos, incluído los más extremos como el terrorismo.

Otros mundos globales.
Al-Qaeda es un ejemplo claro de visión global de la lucha armada por parte de un nuevo concepto de islamismo, algo que todavía puede verse más claramente en el Estado Islámico, anteriormente llamado de Irak y Levante y anteriormente llamado sólo de Irak. Lo importante para estos movimientos no son las fronteras -y es ignificativo el hecho de que literalmente el EI haya borrado, como si nunca hubiese existido, la de Irak y Siria en pos de la unidad religiosa de los creyentes suníes de Ala-. El estado islámico reivindica una especie de califato global que llegaría a Europa en varias vías, primero al inlcuir a España en el califato y segundo al obtener no pocas simpatías en algunos países europeos, especialmente en Francia. Sin duda, un fenómeno más global de lo que parece.
No todas las reacciones son novedosas
Pero la cosa no queda sólo ahí y parece que este punto es clave en el análisis de la situación mundial que se basa, expongo, en el debate sobre el postnacionalismo. Véanse casos como el de Rusia al respecto de Ucrania y otros anexos de la Federación, se trata de una especie de neoimperialismo político, una reacción a la debilidad del sistema nacional en forma de refuerzo del sentido nacional-expansivo más clásico, que ha llevado a anexionarse Crimea e intervenir en otras partes de Ucrania. También en ese sentido podemos explicarnos otras ideas de refuerzo desmesurado del sentido de nación, como ocurre en Francia o Inglaterra con el Frente Nacional o el UKIP, respectivamente. Ejemplos de reacción al postnacionalismo, tan relacionados con él como cualquier otro, supuestamente más novedoso.
Igualmente, en el caso catalán, se observa un refuerzo del sentido nacionalista desde una base cultural e idiomática que lleva a identificar lengua con territorio, -algo parecido a lo del EI, pero en este caso sin base religiosa-. Al fin y al cabo, otro de los fenómenos propios del postnacionalismo.
Podríamos seguir: raza y territorio, en el caso de los hutus y los tutsis en la zona de los grandes lagos de Africa; área de negocio ilícito y territorio, en el caso de los narcos centroamericanos; area de producción económica y territirio, en el caso de la Unión Europea... Todos fenómenos postnacionales y globales, que trascienden y superan el viejo espíritu de las naciones y es que, en efecto, -coincido y amplío, redefiniéndo- es el postnacionalismo el sentido interpretativo que está de moda en ciencia política y que utiliza el señor Iglesias. Sin embargo, existen otros aspectos que no puedo, por menos, que rechazar de plano. Se trata de la unión que también parece observarse entre postnacionalismo e instrumentalización.
Caemos entonces en un aspecto del máximo interés como es la evolución paralela de un concepto que, como el de democracia, iba unido al sentido nacional -y lo iba precisamente en función de una de las claves que me planteaba al principio: soberanía nacional-.

Democracia y dogmatismo.
Desgraciadamente muchos de estos movimientos llevan aparejada la más completa destrucción de la palabra democracia en su naturaleza más esencial. Quedándome en nuestro país es de destacar la supuesta base democrática de los círculos de Podemos y la pregunta que me hago es ¿que parcela de decisión tienen realmente? ¿podrían definir un sentido nacional para la organización, si se lo propusieran, o es simplemente folklore? ¿Se utiliza la democracia para imponer nuevos dogmas? ¿Tiene algún sentido la nación para sus seguidores?
Democracia en peligro.
Mas claro se aprecian mis dudas en el caso catalán donde el recurso casi mítico del "derecho a decidir" no supone sino una utilización de la democracia para propiciar un relevo en las élites. Unas élites que representan personas, en el caso español, a Pablo Iglesias, o en el catalán a Carme Forcadell e incluso algún representante de los partidos clásicos como Oriol Junqueras. ¿Vendrían éstos a substituir a los González de turno o las Pujol en su capacidad de desarrollo de poder omnímodo? Aunque quizá irían más allá a la hora de propiciar la limpieza de estorbos en forma de minorías -o incluso mayorías-, como es el caso de los no nacionalistas, los partidarios de "la casta", los yazidíes... Al fin y al cabo, con los no creyentes en una especie de neodogmatismo, que se desarrolla en paralelo a el postnacionalismo y la #postdemocracia. ¿No es peor el remedio que la enfermedad?
No escondo mi simpatía y participación en los primeros momentos del 15M, antes de denominarse 25S, y extraigo de entonces el grito más coreado. ¡No nos representan!, ni creo que representan a la democracia real. Sólo representan a un nuevo dogmatismo, sea el que sea y sencillamente instrumentalizan la democracia. Parece que todavía nos queda mucho por avanzar para ubicarnos en este nuevo mundo postnacional. De momento, solo estoy seguro que la solución no pasa por el #neodogmatismo y la postdemocracia. Tampoco por la urgencia de cambios políticos ya que estos debates sociales históricos no se resuelven con las prisas, sólo con generaciones. ¿No?