Llevo tiempo sin escribir nada en mi blog, que es, de hecho, uno de tantos de tipo personal en los que poder escribir sobre distintas cuestiones que te estimulan por motivaciones siempre caprichosas. Al fin y al cabo es lo bueno de tenerlo y de no verte obligado a tener que escribir por exigencias profesionales. Por ello creo que puedo dedicar unos minutos de mi tiempo a una cosa tan mundana y quizá mal vista en algunos sectores como es el "forofismo". Y el caso es que en este ámbito me siento cómodo porque puedo mostrar mis afinidades, ya que además las tengo: no sé si por suerte o por desgracia soy del Atlético de Madrid.
Por estas razones y porque me gusta el fútbol creo que estoy capacitado, como cualquier colchonero, para hacerme la pregunta que todo seguidor se hace alguna vez, cuando no repetidamente, en su vida. ¿Por qué soy del Atlético?
https://www.youtube.com/watch?v=5e9D9auvcIk&nohtml5=False
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Seguramente una de las cuestiones "filosóficas" -si podemos utilizar este adjetivo-, más planteadas reiteradamente en el futbol español es precisamente esa lealtad de los colchoneros, máxime cuando has visto un partido de ida de los cuartos de la Champions 2016 contra el Barça en el que tu equipo ha sido derrotado una vez más después de ir ganando. Te haces muchas preguntas, como ¿por qué a nosotros nos expulsan a quien ha hecho el gol, mientras que a ellos no le expulsan, con más razón, a quien va a marcar dos? Preguntas sin respuesta.
El partido, un calco al visto en la liga cuando te adelantas en un estadio como el Camp Nou y de repente empiezan a expulsar a tus jugadores. Por fortuna ayer sólo fue uno, baste recordar el anterior partido liguero para traer a colación que fueron dos, o la eliminatoria de copa 2015 donde el árbitro dio en beneficiar de nuevo al Barça, por citar ejemplos recientes. Y no quiero personalizar en este club, que es esta vez, ya que otras veces han podido ser otros como por ejemplo del Real Madrid, que ha sido beneficiado recurrentemente durante muchos años. El mantra de que los árbitros benefician siempre a los grandes es algo habitual y tampoco es cuestión de apelar a ello gratuitamente; el caso es que la conclusión que quiero sacar es otra. El que nunca es, ni va a ser beneficiado, es mi equipo.
Desde que me acuerdo nunca he tenido la sensación de que el atlético haya obtenido un beneficio evidente por parte de ningún estamento, institucional, arbitral, periodístico. Nunca hemos tenido ayudas, y menos en los momentos decisivos, que es cuando hay que tenerlas. No han dudado en bajarnos a segunda división, en robarnos partidos, en desmantelarnos equipos o en acallar las injusticias en la prensa.
Mirando hacia mi vida, encuentro una situación similar. Todos conocemos a alguien que sin ser demasiado capaz o, lo que es más triste, siendo mejor, ha obtenido además alguna ayuda por parte de alguien que le ha beneficiado notablemente. A mi personalmente nunca me ha ocurrido nada parecido. Todo me cuesta el doble o el triple que a los demás, cuando no es del todo imposible.
Claro que eso podría solucionarse, si al menos estuviera en el momento oportuno y en la situación exacta para verme beneficiado por las circunstancias de la fortuna. Algo que se conoce como suerte, que en mi caso tampoco me ha acompañado a lo largo de la vida. De nuevo recurro a observar a mi alrededor y veo como hay gente que, sin ser más o menos capaz que los demás, andaba por allí y se vio tocada por el halo de la fortuna en el momento adecuado. Incluso hay otra que le pasa eso continuamente y parece tener una flor en salva sea la parte, pues ya se sabe que más vale tener estrella. Por desgracia tampoco es mi caso.
Ocurre lo mismo con mi equipo que, cuando ha tenido oportunidad -ya que hablamos de la Champions- de ganarla, no sólo ha carecido de la suerte necesaria, sino que incluso el destino se ha querido cebar en su contra y reírse de nosotros. Dos finales en el bote y en el último momento siempre ocurre algo que echa por tierra toda posibilidad. Hasta el punto de que estas situaciones han creado la leyenda del "pupas", con la cual tampoco quiero identificarme demasiado, pues no creo que sea real. El caso es que tampoco nos ha acompañado la suerte en los momentos importantes. Tenemos que dar por contado que todo nos cuesta mucho más que al resto y sencillamente hay que asumirlo.
Por supuesto que esto se solucionaría si fuéramos un club verdaderamente poderoso y manejáramos los presupuestos de los grandes de Europa. Volviendo a los equipos citados, si como ellos pudiéramos optar a tener a los mejores jugadores del mundo en cada momento, todo sería más fácil. Sin duda ésta es la mejor opción, pero tampoco es nuestro caso, pues encima se llevan a los que despuntan.
No debe ser ésta una queja dado que otros clubes todavía más modestos dirían que ojala y ellos tuvieran un presupuesto como el del Atleti, y llevan toda la razón del mundo, pero queda claro que el poder del dinero es suficiente para estar ahí, una y otra vez.
De nuevo lo traslado a la vida real que me rodea y veo cómo los poderosos siempre obtienen beneficios con mayor facilidad que los que no lo son tanto. Como siempre a los humildes nos toca duplicar el esfuerzo para obtener, encima, menos.
Se da la circunstancia de que, por lo que a mi equipo respecta concurren todas estas circunstancias que rodean nuestra vida. Siempre hay que hacer el doble de esfuerzo para obtener la mitad de resultados. Los jugadores del atlético son los que más corren, los que más fe tienen y los que más confían en que todo es posible, pero quizá esto no es suficiente. Seguramente es cuestión de moral, ya que la realidad es que luego ocurre lo de siempre, que obtendremos mucho menos, por más trabajo.
Con todo, parece claro que no somos lo suficientemente poderosos, ni tenemos los apoyos necesarios, ni la suerte precisa en el momento justo para obtener los logros que otros con más riqueza, beneplácito o fortuna sí que tienen. Es decir, justo lo que me ocurre a mí personalmente en mi vida.
He aquí que ahora me doy cuenta de una cosa: esa es la auténtica razón por la que yo soy del atleti. Sencillamente es un equipo como yo y me siento identificado con lo que le pasa, al igual que muchos de sus seguidores que vemos un espejo de nuestras propias circunstancias vitales.
Todo nos va a costar siempre más que a los demás, pero estamos dispuestos una vez más a probar. También estamos dispuestos a enfrentarnos a la suerte adversa y a los más poderosos. Tenemos fe y generosidad en el esfuerzo.
Dentro de unos días habrá una nueva oportunidad de ponernos a prueba contra el todopoderoso Barça de los mejores jugadores del mundo, contra la suerte esquiva y quien sabe si contra algún árbitro partidario. Lo haremos con la misma predisposición de siempre, dando más que ellos, aunque sabiendo de antemano que pueda ser para nada.
Dentro de unos días habrá una nueva oportunidad de ponernos a prueba contra el todopoderoso Barça de los mejores jugadores del mundo, contra la suerte esquiva y quien sabe si contra algún árbitro partidario. Lo haremos con la misma predisposición de siempre, dando más que ellos, aunque sabiendo de antemano que pueda ser para nada.
Para colmo, si hay éxito, podríamos encontrar por el camino todavía mayores retos y no pocos fantasmas, como son precisamente nuestras bestias negras del pasado en Europa, Real Madrid y Bayern de Múnich, pero... ¿quién dijo miedo? Yo ya no lo tengo, sólo porque al fin he descubierto por qué soy del atlético. A este equipo le ocurren las mismas cosas que a mí. Son como yo.
Me lleva a apoyarlos no la complacencia del poderoso, ni la adhesión tribal, sólo el orgullo de la gente normal. En esta situación ya sólo me queda pensar en una cosa y es en la nueva oportunidad que se nos presenta en unos días. En esta situación sólo puedo pensar en una cosa y es muy sencilla: ¡A por ellos!