En la Universidad.
- Señorita Esquerdo. Pase y siéntese.
- He estado revisando su examen de cultura contemporánea y me ha sorprendido mucho. Dice usted que la mayor pérdida de cerebros que ha sufrido España a lo largo de su historia fue con la dictadura y guerra civil de los años 30...
- Sí, así es.
- ... del siglo XIX.
- En efecto, el ambiente cultural en ciernes más brillante de nuestra historia fue el Romanticismo. Sin embargo, los sucesos políticos, el reinado de Fernando VII y la guerra civil carlista acabaron con toda posibilidad. El asentamiento de la cultura positivista decimonónica no pudo recuperar las glorias del periodo inmediatamente anterior.
- Además, destaca que hubo personalidades femeninas que llegaron a las más altas cotas de influencia social de mujeres que haya conocido nuestro país.
- Sí, Mercedes de Santa Cruz, María Malibrán, Flora Tristán o Gertrudis Gómez de Avellaneda marcaron hitos en la cultura femenina no superados hasta ahora. Y eso sin hablar de la llegada al trono de una mujer, Isabel II.
- Por último, destaca la importancia de España en la configuración cultural de Europa, pues según su afirmación, fue clave para entender la formación cultural del continente.
- La influencia de España en las primeras décadas del siglo XIX fue tan importante que no podría entenderse la cultura occidental de hoy en día sin ella.
- Como comprenderá, un examen no es el espacio ni el momento adecuados para desarrollar estas aseveraciones, me gustaría que me las explicara un poco más en profundidad.
- Sí, verá. Con la llegada de los franceses a España, nuestro país se convirtió en una referencia cultural en todo occidente. Numerosos artistas y escritores cantaron o escribieron sobre España. Entre ellos: Merimée, Irving, Rossini, Bizet, Lord Byron, Schiller... También George Sand o Laura Permon, por citar dos mujeres. ¿Sigo? Creo que sería más fácil averiguar quién no lo hizo.
- No, creo que la nómina es lo suficientemente amplia. Ha nombrado mujeres. ¿Cómo influyó la mujer española en la cultura europea del Romanticismo?
-Absolutamente. Mercedes de Santa Cruz, condesa de Merlín, fue la salonera más importante de Europa en los años 30, desde su exilio en París. En su salón, Ville Lumière, se forjaron las pautas que han marcado la cultura europea del romanticismo, tanto literaria como musicalmente. En este último campo todo quedó marcado por la importancia del virtuosismo en la creación y ejecución de las obras, en conjunción con la influencia de lo popular y de las naciones. Paganini, en violín, o Chopín, en piano, definieron una forma de relacionarse con el instrumento, que representaba un diferente origen cultural, el primero se asociaba con la tradición italiana, mientras que el segundo con la centroeuropea. A esto se sumó la influencia de la guitarra y su propia personalidad. Fernando Sor y Dionisio Aguado representaban la apuesta instrumental ibérica de la guitarra. Todos ellos eran asiduos de los salones de la marquesa. Por no hablar de María Malibrán, que inauguró en la época el concepto de Prima Donna en la ópera europea. Algo así como la primera gran estrella de la lírica mundial. En materia literaria la influencia fue esencial en la literatura francesa con Merimée, Sand, Stendhal o Victor Hugo entre los asiduos a sus reuniones.
Fuera del círculo, y siguiendo con las mujeres hispanas, podría hablar de Flora Tristán, más ligada a las figuras de Marx y Engels, iniciando lo que ha sido considerado como feminismo progresista, junto con Gertrudis Gómez de Avellaneda, quien dio un nuevo papel a la mujer en la literatura. Así las cosas, se entenderá mejor que la representación de la mujer liberada en Europa no podía ser otra cosa que española y se dio en llamar Carmen, la cigarrera. En cualquier caso podría contar mil anécdotas. De un periodo y unas protagonistas que creo que no han sido valorados en su justa medida.
- Habla usted de los salones como institución cultural fundamental en los albores de la edad contemporánea. ¿Qué podría contarme más sobre ellos?
- ¿Los salones? Eran los lugares donde se debatían las ideas que daban luego lugar a los actos políticos y culturales. Unas ideas que simplemente conformaron la sociedad actual. La revolución francesa se gestó en salones, la sociedad contemporánea se fraguó en ellos. En la década de los 30 había dos que destacaban sobre todos, el de la condesa de Merlín y el de Laura Permon, duquesa de Abrantes. El primero tuvo su radio de acción en la Europa occidental, el segundo en la oriental, desde Alemania. No se podría entender la cultura actual sin ellos.
- ¿Y por qué cree usted que han pasado tan desapercibidas estas instituciones. Y estos nombres?
- El historicismo positivista de finales de siglo no tenía herramientas conceptuales para acceder a su comprensión. No tiene más que fijarse en cómo se denomina esta parte de la historia en España. Década ominosa, trienio liberal, bienio no sé qué, sexenio no sé cuántos. ¿Cómo se va a estar en estas cosas? Después, la historiografía ha ampliado sus miras, pero sin llegar a mucho. Por ejemplo en el tema de la mujer, se las ha querido buscar en los centros de trabajo, en las instituciones, en lugares públicos..., pero allí no estaban. Simplemente se encontraban en los salones de sus casas.
- Considero sus ideas brillantes. ¿Cómo es que no he tenido conocimiento de usted anteriormente? Veo su expediente y no tiene grandes notas.
- Verá, es una situación personal muy complicada la que tenemos en mi casa. Mi madre está gravemente enferma y mi padre..., pues hace el hombre lo que puede. Yo soy la hermana pequeña y estoy soltera. Los demás están ya fuera. No puedo dedicarme a esto como yo quisiera.
- Pero sus ideas no dan solo para un examen. Serían objeto de una tesis doctoral, como poco.
- Ya, y más lo siento yo. Difícilmente podré acabar la carrera y seguir después lo veo muy complicado de momento. Y ahora..., si no tiene más qué decirme, me debería ir a casa.
- No, no. Váyase. Piense en lo que le he dicho.
Se levanta y hace además de irse. Antes de cerrar, se despide.
- Hasta luego.
- Hasta luego. ¿Si hay algo que crea que yo pueda hacer...?
Antes de salir del despacho.
- Sí, claro, puede hacer justicia con todas ellas.