lunes, 30 de abril de 2012

Viña Rock, Espejo de músicos, y II.


Acrobacias para sobrevivir


El Viña Rock se ha convertido en un espacio donde los grupos jóvenes, dispuestos a disfrutar de su oportunidad, pueden aprender de los más veteranos si es que quieren vivir de esto, o malvivir, -habría que decir- porque lo demás es una quimera, incluso para aquellos que llevan años y años en el mundillo, como Lujuria, que con más de 20 puede mostrarnos algo de luz sobre la situación de los músicos en España. Puede sorprender que todavía ellos son músicos a tiempo parcial, combinando los conciertos con sus ocupaciones. Algunos músicos tienen trabajos relacionados con el espectáculo, técnicos, productores, pero otros casos pueden resultar sorprendentes. Como el de Julio, de Lujuria, que es herrero de profesión y bromea: «Bueno, sí que tiene relación con el heavy metal, ¿no?» Pero la realidad de la crisis es tozuda, «no hay movimiento ni en el rock ni en el trabajo».

De parecida opinión sobre la situación, y de la misma quinta, son Koma. Músicos profesionales que lo tienen claro «es nuestro curro y además es que nos gusta tocar». Para ellos los conciertos son su medio de vida. Señalan que, pese a la crisis, «todavía hay afición y la gente se guarda la pasta para ir a lo que le interesa», precisamente el público es la clave y sobre todo llegar a ellos: «Nosotros hacemos las canciones y ellos se las quedan».
Pero todos notan la crisis y quien mejor puede transmitirlo son los más legendarios, Barón Rojo. Armando de Castro es tajante, «vivir hoy en día exclusivamente de la música es muy difícil, máxime en los tiempos que corren en los que se venden muy pocos discos, casi no hay royalties discográficos que compartir, bajan los derechos de autor y todo el mundo se descarga la música de Internet».
Barón Rojo. Mi Rollo es el Rock.
Viejos rockeros
Pese a todo, y especialmente en el mundo del rock hay un espíritu de trabajo, de lucha por continuar. Recurrimos de nuevo al maestro De Castro. «El rockero siempre lleva el alma rockera aunque tenga 50 ó 60 tacos y aunque te haya ido bien en la vida, es la razón de seguir».
Y lo hemos podido comprobar especialmente en los rockeros que suelen ser los más longevos sobre los escenarios, parece que son ellos los que nunca mueren. Mientras que en otros estilos funcionan más por modas y altibajos, el rock se mantiene vivo, aunque haya que derrochar ilusión infinita. Algo, por supuesto, no privativo del rock.
Con un rapero descubrimos la clave, MTU, quien acompaña a Nach en su concierto, pues, pese a desarrollar su propia carrera, tiene que colaborar con otros en los conciertos. También lo hace con su hermano, un conocido productor, en un estudio de Barcelona. Tras sus siglas se esconde Juan Francisco Prieto Sánchez, quien nos aclara la situación: «No vivimos en un sistema que potencie o que premie el arte y la creación y España, además, es uno de los países en que menos se premia. Así es que se vive haciendo malabares y haciendo acrobacias».
Así pues, y para resumir, parece que esto es el mundo de la música, como el del arte en general, hacer acrobacias para sobrevivir.
ZPU a la izquierda, en el concierto de Nach

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