miércoles, 27 de septiembre de 2017

Nacionalismos Postmodernos.



Durante estos días he estado muy atento, como muchos de mis compatriotas -por llamarles de algún modo-, a eso que está pasando en España en relación al mundo de las patrias y sentimientos nacionales. Ya han sido varias las expresiones emitidas por este mismo canal o bien por Twitter sobre ello, dentro del aluvión de opiniones que este tema está despertando; aunque la mayoría de las mismas, en mi caso, han aflorado desde una posición jocosa, pues en realidad, si lo frivolizamos, es de lo más gracioso que le ha pasado al país en los últimos cuarenta años. De ahí la entrada del blog que resumía mi visión desde un "planteamiento berlanguiano" -como se puede ver en enlace existente bajo esas palabras-. Sin embargo, considero que debo hacer otro planteamiento algo más serio y también crítico con la situación porque sencillamente cualquier visión sobre la idea de un conjunto de personas debería empezar por un ejercicio de autocrítica, algo que se echa de menos en los planteamientos nacionalistas al uso, donde lo mío es lo fantástico y lo ajeno lo pernicioso. Así pues, empezaré a dar diestro y siniestro, lo me generará dicho sea de paso un halo de equidistancia, que tanto se lleva hoy, aunque no hay mejor equidistancia que no sea crear el malestar de ambas partes, que es lo que también espero. En resumidas cuentas, analizo y pongo en consideración de todos mis opiniones.


El contexto internacional.
No hay más que ver lo que está pasando en EE.UU durante estos días en relación a la polémica sobre la bandera, arrodillamientos y demás escenas protocolarias que acompañan a la entonación del himno en todos los actos públicos, para comprender que el fenómeno de cómo enfocar el nacionalismo es universal y algo está cambiando la concepción de los países que sobre sí mismo tienen.
La visión de los asistentes a un evento que escuchan y cantan el himno nacional americano con la mano en el corazón es ya una visión caduca del reflejo de sentirse integrante de una patria, precisamente cuando sus cabezas gobernadoras, cristalizada en el actual presidente, han hecho gala de un sentido del patriotismo xenófobo y excluyente, no integrador de minorías, al contrario de lo que siempre fue Estados Unidos, creando una notoria crisis de identidad nacional.


Claro que si vemos nuestro propio país, apaga y vámonos, ya que la cosa es si cabe más lamentable y lo digo por más que a uno le duela en el fondo de su corazón, que parece que esto de los patriotismos es algo tan intenso que genera una congoja muy profunda.

El caso español.
En nuestro caso, observando las escenas de patriotismo descarnado que se suceden por todo el país, no puedo sino sentir vergüenza, aunque todavía no sabría si decir propia o ajena.
Desde que lo patriótico quedó asociado a épocas pasadas, hemos desarrollado en España un patriotismo de baja intensidad, sólo rota con alguna que otra expresión de éxito deportivo, cuyo tono festivo camuflaba un nacionalismo realmente vago y una pobre escenografía, dicho sea de paso.
No hay más que comparar la solemnidad de cantar el himno americano en pie y con la mano en el corazón, con el chunda, chunda y el Viva España de Manolo Escobar, acompañado en el mejor de los casos de un "lo,lo,lo". Clara está la diferencia y parece evidente que cualquier cosa es mejor que la última parafernalia nacional que se conozca, reflejada en el brazo en alto, la letra de Pemán y el "Arriba España".
Por ello, el salto a la seriedad de los acontecimientos actuales ha dejado a los españoles huérfanos de parafernalia patriótica y la sucesión de estampas identitarias no deja de ser cuanto menos ridícula.
Salir a despedir a unos funcionarios públicos, que hacen su trabajo, al son del "A por ellos, oe" a mi personalmente no me resulta demasiado edificante. Mucho menos hacerlo con banderas del pollo, desde luego, pero demostrado queda que lo del nacionalismo en España deja mucho que desear y  en sus imágenes modernas cabría calificarlo como de pueril, al menos.
Además sus valores, religión, tauromaquia o historia están siendo puestos en tela de juicio por la sociedad postmoderna que deja con un importante vacío cultural a nuestro país. Por si eso fuera poco juega con un nacionalismo republicano que le hace la competencia y tampoco ayuda mucho el salir a despedir a los policías como si se fueran a la guerra de Cuba en una imagen rancia propia del siglo XIX. 


Cataluña. 
Contrastado queda en comparación con el sentimiento de nacionalismo periférico que tienen en Cataluña. Un largo periodo de adoctrinamiento y desarrollo ha generado un intenso repertorio simbólico. Desde el "sí" hasta la estelada, pasando por un himno cantado y eslóganes bien desarrollados, demuestran lo que incluso parece una campaña de márquetin bien planificada. La diferencia no deja de ser evidente, cuando la única iniciativa en ese sentido llevada a cabo por españoles fue la de incluir un toro en la bandera, algo que por cierto fue copiado por los catalanes que desarrollaron lo mismo, pero con un burrito. Si lo copian los catalanes, que de esto de naciones saben mucho, es porque será bueno.
Claro que no todo va a ser bueno en el caso catalán, porque si la imagen es excelente -como mucho un poco friki- el fondo es nauseabundo, ya que esconde los más perversos vicios del nacionalismo totalitario y excluyente del siglo XX. Es supremacista y xenófobo, generando la marginación del diferente, siempre que este sea un "fascista opresor" puesto que con otros "extranjeros" se muestra condescendiente, -si pasan por el aro del catalán, claro-. En definitiva, nacionalismo de la peor especie y del máximo peligro, sólo comparable al del brazo en alto, si bien 2.0, que es lo que se lleva ahora.
Eso sí, se exige libertad, pero no una libertad individual, sino la de un pueblo, ni más ni menos.




Una, grande y la "terra" lliure.
Y aquí es donde me detengo porque al fin he descubierto el nacionalismo que no quiero. El juego de palabras del eslogan no puede ser más evidente y es que cualquier tipo de nacionalismo que habla de patrias "libres" me pone absolutamente los pelos de punta. No hay cosa más rancia ni perniciosa y me da tremenda pena que en mi país -hasta nueva orden con Cataluña incluida- se extiendan este tipo de planteamientos. Y es que en efecto las patrias no pueden ser libres, sólo pueden serlo sus habitantes.
Aquí flojea seriamente el nacionalismo catalán ya que la libertad de la patria lleva irremediablemente a la esclavitud de los individuos, también a la marginación del disidente.
Así las cosas creo que nos queda mucho que aprender sobre el nacionalismo, patriotismo, sea postmoderno o no y se llame como se llame, del siglo XXI; aunque creo que debe de tener una cosa clara y es que debe de defender mi libertad y la de mis compatriotas, de todos, es algo que le exijo a mi país. Una libertad que os permita incluso odiarme profundamente por las cosas que digo, si es que alguien se da por ofendido. Y eso es algo que, supongo, que no se puede conseguir sólo a base de Guardia Civil.

martes, 26 de septiembre de 2017

García Berlanga está en Cataluña

 #dondeestáBerlanga

Ya se habían escuchado algunas voces en Twitter que observaban similitudes entre lo que está aconteciendo en Cataluña y una película de Luis García Berlanga, incluso antes de que Antonio Banderas hiciera unas declaraciones en las que insistía en ello y dibujaba perfectamente el concepto. Artístico, claro, que la política es algo más serio.
Antes de ello se me había ocurrido un hastag que quiero recuperar, #dondeestáBerlanga, y es que parece evidente. Todo esto lo está escribiendo el gran maestro valenciano allí donde esté, pero considero que es necesario demostrarlo con un agudo análisis de personajes, hechos y ambientación.
Así pues confío en dejar clara esta afirmación. Ahí van 10 características que demuestran que lo que pasa en Cataluña es el guión de una película de Luis García Berlanga.

1. Personajes. 
A muchos hoy se les llamaría "friquis". Desde Carod Rovira hasta Rufián, pasando por Pilar Rahola, Joan Tardá, Alfred Bosch u Oriol Junqueras, parece difícil históricamente encontrar un partido político en Cataluña, España y el Mundo donde se concentren tantas personalidades, digamos, "peculiares" como en ERC y es que, en efecto, parece que para militar en él haya que hacer castings exprofeso para una película de García Berlanga.
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En otros partidos catalanes también es posible encontrar personajes de personalidad "marcada", como Anna Gabriel, sus muchachas y sus cortes de pelo, el de la zapatilla, el propio Puigdemont, con su pelazo a lo beatle y tantos y tantos otros. No cabe duda que para ser político en Cataluña hay que ser un poco "rarito" y no dar la imagen de político al uso, reflejado como un serio burócrata. Ojo, que no quiere decir que no haya gente normal entre las filas independentistas, que los hay, y muchos; sólo que desde luego no están en primera línea.

2. Los de enfrente.
Claro que tampoco hay que tirar cohetes en el caso de los políticos del establishment estatal y hay algunos ejemplos espectaculares como es el caso del ministro de hacienda, Cristóbal Montoro, quien no cabe duda que parece un personaje de Berlanga, también me lo recuerda el representante del P.P en Cataluña, García-Albiol.
La derecha catalana, más formal en la apariencia, también nos ha ofrecido ejemplos de personajes carismáticos. Recuérdense, si no, a Artur Más o al propio Pujol. Eso por no hablar del inefable Xala i Martí, asesor en temas económicos... Claro que si hay un personaje Berlanguiano, de entre todos, considero que es Carme Forcadell, cuya personalidad refleja el drama de la ideología más radical con el vis cómico de la incompetencia y la pseudorepresentación política. Berlanga en estado puro.
Claro que estos últimos estarían englobados con los primeros, lo que daría, entre los independentistas, para unos excelentes diálogos hablando de unidad frente a España, aunque con un "ya te pillaré yo", de fondo, entre los dientes.


3. La corrupción.
Claro que no hace falta ser "friqui" para robar a manos llenas y precisamente el P.P es con uno de los partidos con más corruptos de Europa. Un detalle ambiental importante para comprender mucho de lo que ha pasado. Hay quien piensa que el origen del conflicto estaría provocado por la intencionalidad de tapar las vergüenzas de los partidos involucrados a los que no vendría mal la polémica para desviar la atención. No cabe duda de que en nuestro guión sería necesario reflejar este tipo de contexto con profundidad y maestría.



Sin embargo, en ese sentido, la antigua CIU no le anda a la zaga y muestra el ejemplo de corrupción institucionalizada. Ningún partido europeo puede presumir de haber conseguido un 3% de comisiones de toda la obra pública de un territorio, que se sepa.
El asunto de la corrupción debería ser uno de los temas colaterales en esta película. Bolsas llenas de dinero, como en los momentos estelares de las películas de Cuerda o las de Torrente. Todo demasiado "Made in Spaín".







4. El lenguaje.
Pero es necesario detenerse en el tipo de lenguaje a utilizar. Hoy se le empieza a llamar como postverdad, pero en tiempos de Berlanga esto no pasaba y, como máximo, habría que hablar de "diálogo para besugos". Resulta curioso que ambos bandos se autoproclaman "demócratas", mientras que los de enfrente son "fascistas". Los dos han dado un golpe de estado y se pueden llegar a escuchar afirmaciones tales como "el estado ha dado un golpe de estado en Cataluña" ¿¿¿¿????
No cabe duda de que los diálogos que pueden generar este tipo de interpretaciones superan el surrealismo y generan confusión, pero no hay que ponerse serios. Es cómico, ¿no? pues a reír que son dos días, ya que - en cualquier momento pueden llegar los fascistas e imponernos una realidad que no deseamos los demócratas de toda la vida, pero nuestra lucha no es ya por determinado país, sino que es una lucha por la esencia básica de la democracia.
Todavía no sé a quien adjudicarle este diálogo, si a uno del primer bloque o del segundo. Es intercambiable.

5. Voy por rutas imperiales.
Claro que a nivel ambiental hay que reflejar la cara más fea del nacionalismo, a veces renovado, a veces más rancio. Que los niños se pongan la capa al estilo Superlopez y que se pinten la cara con estrellas no hace que evitemos recordar los tiempos de la OJE, donde los jóvenes españoles forjaban su espíritu nacional. Ahora son los colegios catalanes los que van por rutas imperiales, incluso plantificándose en plena puerta de sedes de la Policía Nacional, como ocurrió en Manresa. 
Niños adoctrinados, asambleas nacionales como trama civil del golpe a la constitución, caceroladas, escraches a los cuerpos de seguridad y en definitiva al disidente. Claro que visto con humor, con surrealismo. Por no llorar.
Y después, la reacción, a pasear la bandera de España y a cantar sin letra: la,la,la,la,la,la,la ¡Que viva España! o el Chinda, chinda, la, la, la, la, la, la, la. Por lo menos algunos tienen la decencia estética de cantar la letra de Pemán y los más exaltados, el Cara el Sol. Todo parece valer en tiempos de excepcionalidad.
Sin duda un ambiente de intensidad propio de la transición y fiel al reflejo de momentos que parecían superados salvo en la filmoteca, donde el espíritu de García Berlanga vuelve a estar más presente que nunca.


6. Y, mientras tanto, la invasión.
Nadie se preocupe que los cuerpos represivos españoles llegarán por tierra, mar, e incluso algún despistado puede que coja el puente aéreo. Eso sí, con disimulo.
Lejos de utilizar lanchones de desembarco con el casco mimetizado, el barco de Piolín y Silvestre se ha convertido en la vanguardia de la invasión y en el símbolo de la democracia sólida.
Y hacia Cataluña irán los pobrecitos españoles como a una "guerra", como antes lo hicieran a Cuba y después a Africa. En sus lugares de partida los patriotas irán a despedir a los voluntaristas guardias civiles que parten rumbo a las misiones encomendadas, entre canciones patriotas de nuevo a recurrir al "oe, oe, oe". Desde luego, lo del repertorio de himnos del nacionalismo español es para hacérselo mirar.
Ante esta carencia preferiría el "Quisiera ser tan alto como la luna", "para ver los soldados de Cataluña" y por supuesto en el climax de la película, una vez resulto el conflicto un guardia civil regresando y cantando aquello... "de Cataluña vengo de servir al rey"
Hay que reconocer que el repertorio catalanista y la imagen está más trabajada y tiene más mala leche, hombre, que todo es necesario. A golpe de hoz, volem, volem,volem, In-Inde-Independencia. Vale que llevan más tiempo trabajándoselo, pero no se puede contrarrestar un golpe institucional con el "A por ellos, oe"... o con un no a grito pelao, hay que argumentar, hombre. O al menos, darle mayor contenido estético.


7. Asalto a los coches de la Guardia Civil.
Y empieza la acción. Los tanques por la diagonal se transforman en 1000 tractores circulando por las calles de Lleida -en la intimidad, Lérida-; 400 curas apoyan a los insurrectos, los estibadores portuarios con ganas de venganza, miles de Superlopez, friquis al mando con - "la calle es nuestra"...
El independentismo muestra músculo y tiene lugar la principal acción de armas hasta la fecha. Un ejército incontrolado de Superlopez asalta coches de la guardia civil y los destrozan, rompen los cristales, pinchan las redas, suben a ellos y se balancean sobre su botín de guerra, exactamente igual que cuando los afganos derriban un helicóptero americano en conflictos más serios, pero en una visión más surrealista. Menos mal que los ocupantes no estaban, pero la parafernalia es sin duda berlanguiana.   
Pero claro la cosa parece grave, han robado armas del interior de los coches, luego las devuelven. - Era broma, hombre, -Agentes, verán..., -y dicen que lo nuestro es una invasión pacífica del país, Examen...
Ah, no. Esto es más bien de José Luis Cuerda, que también vale.

8. El caso de la abducida del nacionalismo.
Claro que hay que introducir historias paralelas de amor. Uno de los episodios más entrañables y más claramente berlanguiano de los habidos hasta el momento en el "pruces" considero que ha sido la conversión, casi mágica, de una anónima participante de la noche de protestas tras una de charla aleccionadora de otro participante. Se ha dado cuenta, por fin, de que España "roba" a los catalanes, y le ha bastado sólo una hora. Lo que no sabemos es si el comunicante cumpliría el resto de la noche que pasaron juntos.
Suponemos que para reconducirla en su "sano" juicio sería suficiente con que pasara otra noche con un apuesto Guardia Civil de ojos aceituna y de origen andaluz destacado en Cataluña. La banda sonora podría ser aquella de "El vino en un barco, de nombre extranjero..." (Entiéndase el barco de Piolín)
Desde luego, no puedo evitar utilizar esos grandes clásicos del acervo musical español, creo que son muy apropiados en el universo berlanguiano. En fin...

https://twitter.com/JovenEuropeo/status/911280058643476480https://twitter.com/JovenEuropeo/status/
https://twitter.com/JovenEuropeo/status/911280058643476480 *
*No logro sacar el video de mi heroína para que se vea directamente, pero bueno, ya se conoce.

9. Los espías rusos y Assange.
Pero, por si todo esto fuera poco, la trama se complica cuando aparecen los espías de la antigua KGB para enturbiarlo todo y es que parece ser que los rusos quieren desestabilizar occidente a través de twitter y de la falsa prensa. Circulan bulos y se magnifican acontecimientos para intentar generar nuevos puntos de conflicto en occidente. Primero el Brexit, después Trump, pero España contendrá al comunismo. Como hizo siempre y no dejará que intervengan fuerzas extrañas.
Photo published for Desde la embajada de Ecuador en Londres, el violador Assange incita a los catalanes a cargar contra...
Como el mismo Assange, convertido en adalid del separatismo, que está intentando meter baza, hasta que se ha dado cuenta, claro, de que no va a poderse ir a la Cataluña independiente a vivir y, al contrario, va a tener que dejar hueco en la embajada de Ecuador para Puigdemont. - Leñe, que aquí no cabemos, ya.
No cabe duda de que con estos episodios abrimos una interesante trama secundaria. Se podría complicar con Venezuela o algún otro país demócrata, pero no vende demasiado. - Mira, Maduro, no nos apoyes visiblemente que nos hundes, si es que....
- Bueno, bueno. A ver qué conseguimos de observadores internacionales. 

10. Pero el apoyo a la revuelta es imparable.
Bartomeu tenía un problema con su gestión del Barça, pues nada a envolverse con la bandera. Ya no se habla de su moción de censura. Nadie en su sano juicio atacaría a un patriota sin miedo a que lo señalen. Bueno sí, otro patriota: Laporta. Puede que lo intente. Y más equipos de futbol y más colectivos.
Y los curas... Milagroso. Si alguien duda de que el sentimiento catalán existe, véase el grandioso milagro ocurrido por el cual los curas -las ovejas- y los lobos -los de la CUP- pueden unir sus fuerzas en un fin superior. El cielo en la tierra. La prueba de que se puede juntar agua y aceite. El milagro de Cataluña, Dios hecho patria...




Sólo me queda un final para esta gran película y sólo espero una cosa, que siga siendo berlanguiano, esto es, con un final tan trágico, como cómico y, eso sí, incruento, como lo era todo en su universo cinematográfico. No nos abandones García Berlanga.

jueves, 21 de septiembre de 2017

El lenguaje de la post-verdad en Cataluña

Resulta complicado analizar qué es lo que está ocurriendo en España en los últimos años, coincidiendo con la salida de la crisis, que en realidad no es tal -la salida, digo- ya que, como podemos observar, han quedado una serie de problemas más que de difícil solución, habría que decir de difícil comprensión. Espero que con este artículo alguien pueda a empezar a entender qué es lo que está pasando. Si ese alguien soy yo, que logro aclarar algunos conceptos sociales que están calando en el país, mejor, ya que algunos fenómenos sociales de los que tienen lugar últimamente son sencillamente incomprensibles para mí y sólo espero llegar algún día a comprenderlos, pero partiré de algunas pequeñas señas que plantean la existencia de un problema incluso de lenguaje.


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Alguien no dice la verdad.
Con motivo del reciente intento de los secesionistas catalanes de constituir una república independiente encuentro no pocas cuestiones llamativas, tales como que el proceso impulsado por la Generalitat es la quintaesencia de la democracia, mientras que los que se oponen son sencillamente fascistas. Por contra, los constitucionalistas, también se autoproclaman como demócratas y los que protagonizan algaradas y pretenden imponer un nuevo status son fascistas. En apariencia, quedaría claro que uno de los dos sectores está mintiendo ya que, por lógica, si el "otro" es el fascista, yo no puedo serlo, ¿o sí?. Aquí es donde encontramos ese nuevo concepto, la post-verdad, tan en boga en nuestros tiempos como difícilmente comprensible que nos lleva a confundirlo con la mentira, aunque la situación es más compleja.
Vivimos un mundo, el posmoderno, que nos ha llevado a una filosofía de un relativismo radical, en el que depende de cómo enfoquemos la democracia seremos demócratas o no, según convenga. Atrás quedan los tiempos de definiciones claras, de conceptos definidos y de verdades y mentiras evidentes. En el ejemplo expuesto, una democracia toma como base las urnas y otra la ley, cuando parece evidente que debieran ser ambas cosas y que todos deberían concebir la democracia como una combinación entre derechos y deberes, supongo, en los que el diálogo prima. Sin embargo, habida cuenta de los planteamientos de base y con los conceptos tan poco claros, el diálogo no puede ser sino de besugos, o lo que es lo mismo: tu eres un fascista y yo un demócrata.
Sin embargo, este análisis, equidistante, escondería una actitud políticamente correcta por mi parte y un afán de imparcialidad casi científico, si no fuera porque se pueden adivinar intereses espurios debajo de estos planteamientos. Sencillamente, alguien conoce estas artimañas y simplemente las utiliza con un extraño fin: darle la vuelta a todo; es decir, una revolución social. Aquí es donde encuentro una pequeña contradicción ya que existen unas minorías vanguardistas postmodernas, que pretenden, en efecto, crear confusión conceptual para ponerlo todo patas arriba y generar unas nuevas estructuras que todo lo solucionarán y que solidificarán una nueva sociedad perfecta. Claro que encontramos una tara de base y es que esas mismas minorías son las que dirigirán sus designios. Una nueva élite, que acabará con la antigua casta, un nuevo orden social que acabe con el antiguo "régimen".
Pero el lenguaje posmoderno y su conceptualización todavía presentan lagunas importantes y no pocas contradicciones. En relación al citado caso catalán he podido leer las denuncias de grupos independentistas que llegan a decir que "El estado ha dado un golpe de estado en Cataluña". Increíble, pero cierto. ¿De qué hablamos? ¿De un autogolpe del estado en el estado? ¿De un estado español frente a un estado catalán? Ah, ¿existe un estado catalán y no lo sabíamos? ¿Ha sido proclamado ya o hay que esperar a que haya un referéndum limpio y con garantías? ¿Pero qué especie de locura es esta?
El caso es que la irracionalidad empieza por el lenguaje y no deja de ser paradójico que cada uno de estos días de tensión, desde el independentista más furibundo hasta el constitucionalista más conspicuo, podrán irse a su casa diciendo exactamente lo mismo: "Ya he acabado en nuevo día de lucha en defensa de la democracia en el país". Entiéndase defensa, democracia y país cada uno de una forma. Menos mal que para "día" ambos coinciden y es, hasta nueva interpretación, la franja horaria que va desde que se levanta hasta que se acuesta uno.

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Análisis de texto.
Los que somos cortos de entendederas podemos llegar a confundirnos con la postverdad, pero, si lo pensamos, es muy sencilla de interpretar, ya que no la esconden. En el caso del independentismo irredento, un día aprueban la convocatoria del referéndum y, "no vaya a darse el caso de que lo ganemos", se aprueba una ley de desconexión el día siguiente. Todas las comparaciones son odiosas, pero los británicos votaron, con todas las garantías, su brexit y ahora tienen que emprender una negociación que culminarán en legislación que llevará no menos de dos años que cristalice. Los independentistas catalanes tienen esto ya resuelto, ¿para qué esperar dos años, si se puede hacer las reglas incluso antes de votar? Parece claro que el concepto "democracia" en tanto que respeto a la ley se la trae al fresco, pero es que tampoco hay respeto a las urnas e incluso desaparece en el planteamiento inicial de la base de su "democracia". Podrían haber cuidado las formas, pienso. Es un error de bulto, que muestra su verdadero rostro. El fin, sí o sí, no es votar. Es independizarse y la democracia es un medio, como podía ser la tiranía o la revolución. Y si ellos no son los demócratas, en la ecuación tampoco podría decir que los que se oponen son los "fascistas". Vamos entendiendo, por tanto, qué es lo que esconde la postverdad.
En efecto, a diferencia de la mentira, que es según la RAE Una expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se cree o se piensa. La postverdad es algo más compleja y es, según mi propia definición: una estructura conceptual con falsa apariencia de realidad y mensaje sencillo que se genera como cortina de humo para un interés oculto.
Dicho esto podemos empezar a explicarnos muchas cosas e intentar encontrar intereses ocultos en todos aquellos que participan de ella. En el caso catalán es muy variado y pueden ir desde un simple deseo de eludir la justicia por parte de corruptos a un sincero sentimiento de independencia, pasando por algún que otro impulso mesiánico de los dirigentes.; aunque en esto no entraré. Sólo me quedaré en que al fin he encontrado la verdad y he podido entender qué es eso de la postverdad.
A mi me gusta la democracia y creo que sería necesario en el caso catalán un justo equilibrio entre urnas y ley, pero no me gusta nada el engaño, la tomadura de pelo y el populismo. Máxime si se utilizan sofisticadas técnicas de comunicación como es la post-verdad. Además, no me queda claro es el verbo que se puede utilizar para hablar de aquel que hace uso de la postverdad. ¿Postverdadear? y ¿quién es aquél que postverdadea? Pues podía ser igualmente sencillo, el "postverdadeador" que lo "postverdadease" buen "postverdadeador" será, aunque aquí creo que me quedo con los vocablos convencionales. Mienten como mentirosos que son, porque al fin y al cabo la postverdad no deja de ser una forma más de mentira. ¿O no?