Conste que lo quiero hacer en función de mi calidad de abstencionista ya que sin lugar a dudas hemos ganado las elecciones por auténtica paliza a los demás, algo que no ha sido valorado por ningún partido que por desgracia siguen mirándose al ombligo sobre lo guapos que somos y lo bien que lo hemos hecho, sin darse demasiada cuenta que la mitad del electorado sencillamente no hemos votado.
Se ha unido al club de los que se miran al ombligo un grupo denominado Podemos por el momento inclasificable ya que se le considera desde heredero del 15-M, hasta una especie de remedo de la Izquierda Anticapitalista de corte troskista en los análisis de aquellos que usan parámetros marxistas para organizarlo todo, pasando por aquellos que ven en "Podemos" a un grupo de hijos de papa reaccionando ante lo que el mundo les ha quitado su confortable puesto central en el hogar. Hay opiniones para todos los gustos y las hay hasta buenas, aunque no pocas de ellas hacen hincapié en el sentido mediático del grupo y de su líder, que por cierto quiere bajarse el sueldo. ¡Muy bien hecho!
Pero al fin y al cabo considero que para hacer un análisis profundo hay que empezar por el principio y, casi en vez de análisis, lo que habría que hacer es una auténtica reflexión para ir poniéndonos al orden sobre como están las cosas en el cambiante panorama político nacional actual. Para ello habría que empezar sencillamente por el principio y convendría debatir, un poquito aunque fuera, sobre algunos de los principios políticos básicos del sistema en el que nos encontramos.
Repasando los documentos en los que está basado parece que la constitución española, tan denostada como imprescindible, pasa por ser uno de los fundamentales, todavía incluso por encima de twitter o facebook, aunque estos recortan posiciones sobre la primera. Ya llegará el momento en el que un mensaje de twitter de Pablo Iglesias sea más importante que un artículo de la constitución, pero esto todavía no parece conseguido, aunque nos dirigimos a ello. Es por ello que todavía queda algún motivo de reflexión en torno a la vieja carta magna, que para algunos está escrita en arameo y es indescriptible.
Este último punto no es de extrañar ya que a veces la constitución parece más un motivo para un monólogo que la base de un sistema político ya que entre otras cosas dice que los españoles tenemos derecho a una vivienda digna y a un trabajo, lo cual es para descojonarse sobre todo dada la situación en la que se encuentra el país, alguna vez llamado España. Una constitución que descansa en un precepto llamado soberanía nacional y que sin duda es el más descojonante de todos.
Lo primero que me hace gracia es la expresión "descansar"- ¿Significa esto que cuando la constitución se encuentra cansada como ahora se echa una siesta sobre la soberanía nacional?
Pues aunque suene a chiste creo que es la explicación más ocurrente para utilizarla como un símil sobre la situación actual de cansancio que vive la sociedad española que busca un sillón sobre el que reclinarse encontrando que la soberanía nacional se encuentra rota y no hay donde apoyarse.
¿Y cómo hemos llegado a esta situación en la que nos hemos cargado el sofá? Pues más o menos así:
La situación actual de la soberanía nacional en España.
La soberanía nacional viene a decir que los ciudadanos son depositarios del poder y que lo ceden al Estado para que realice su ejercicio. Claro que lo que ha ocurrido es que el Estado ha pasado continuadamente de esta cesión y ha tomado como propio el poder y de aquellas pajas vienen hoy estos lodos ya que en ocasiones como las que se transformó la constitución como en el caso de Maastrich (1992), que vivió una especie de pantomima de referendum, o especialmente en el de la Reforma de 2011, cuando se introdujo el sistema de estabilidad presupuestaria, no se produjo una consulta seria al depositario de la soberanía, que era... ¡Ah¡ el conjunto de ciudadanos de la nación española.
La última vez que se ejerció de verdad la consulta al pueblo soberano fue ni más ni menos que en 1986 en la que el pueblo español decidió permanecer en la OTAN. Yo recuerdo que aquella vez también fui abstencionista, entonces por cuestiones de edad -este año es que no he podido, de verdad-. Claro que, si alguien lo recuerda -yo ni me acordaba-, hubo otra ocasión de consulta ciudadana en 2005 a fin de aprobar el tratado de Maastrich, aunque tuvo poco efecto ni simbólico ni real, ya que el voto español favorable no valió como consecuencia del rechazo de otros países, pues se exigía unanimidad, algo que no ayudó precisamente a reforzar entre la ciudadanía un sentimiento de soberanía.
Por tanto, puedo entender con meridiana claridad que, si yo no pude votar en 1986, la inmensa mayoría de los votantes de Podemos tampoco pudo o se vio defraudado por la votación de Maastrich y así se ha llegado a difuminar "eso" de la soberanía nacional. Tampoco pudo votar en el caso de la Otan, Pablo Iglesias, aunque seguro que ha aprendido posteriormente mucho sobre soberanía nacional, cuando ha llevado a cabo sus brillantes estudios en ciencias políticas.
El caso es que esa casta política que define es la causante de que desde hace casi 30 años el contubernio PP-PSOE se haya pasado por el forro eso de la soberanía nacional y haya sido más importante la opinión de los partidos o hasta la propia Merkel para decidir en qué momento y cómo se cambiaba la constitución lo cual da una muestra de la importancia que se le ha dado al sillón sobre el que debía descansar nuestro sistema. Casi 30 años de continuo desprecio sobre la soberanía nacional. Generaciones y generaciones de españoles que no sabemos qué es eso y que por lo tanto no "podemos" entenderlo.
Pero si el sentido que tiene el PP y PSOE de lo que es la soberanía nacional es que la soberanía nacional descansa en realidad en sus propios partidos ¿Cómo queda la cosa en el resto del arco parlamentario y fuerzas sociales?
Muy ilustrativo resulta el actual panorama soberanista español con movimientos independentistas de cierto nivel en Cataluña y Pais Vasco. Ni que decir tiene que para grupos como CIU, ERC, PNV, BILDU y otros la soberanía nacional es una auténtica ilusión, cuando no un estorbo, para el verdadero depositario de la soberanía que es -y esto es lo más llamativo- el "territorio" vasco o catalán según el caso. Apunto lo del "territorio" ya que ni pueblo vasco ni catalán están completamente definidos, lo cual nos lleva a una lectura de lo más chocante que este monólogo nos enseña. La base de la soberanía vasca o la catalana viene definida por la delimitación administrativa que hace la constitución española que establece que hay comunidades autónomas como Cataluña o Euskadi, lo cual no es ya para descojonarse, sino que es para nombrarlo chiste del año. Aunque claro que esto es tan contradicotorio que hay que recurrir a cuestiones idiomáticas como el área de habla del catalán o del euskera para delimitar donde está la soberanía. Me mondo oiga. ¿Soberanía nacional? Ja,ja,ja.
Otra idea sobre España |
Y sigamos más allá: IU. ¿Qué clase de soberanía defiende Izquiera Unida? Pues teóricamente una más cercana a la soberanía popular que a la nacional, entendiendo la diferencia de estos conceptos en que la soberanía popular descansa más en las personas que en los territorios, aunque a la hora de la verdad el grupo apoya el derecho a decidir que no deja de ser una apuesta por los territorios y no por las personas. un auténtico cacao que no es alternativa real.
Con respecto a las formaciones de tipo constitucionalista, C´s o UPyD, parece que al menos tienen más claro que se posicionan en favor de la soberanía nacional y defienden el sentido ciudadano, lo cual es de agradecer en tiempos convulsos, aunque no terminan de ubicarse tampoco ya que su continuo enfrentamiento con las fuerzas nacionalistas les lleva a practicar más la contrasoberanía periférica que la soberanía nacional. Es decir quitarle las sillas a los demás, en vez de arreglar el sillón propio.
Y por último los que no tienen ni idea de lo que es eso de la soberanía nacional y no me extenderé en el muestrario de partidos partidarios de la "soberanía digital", que es aquella que emana del facebook o del twitter. Centralizaré el análisis en "podemos".
Dice su lider, aparte de que vendrá de Europa para salvar a la patria en unas generales si lo llamamos, que si alguna comunidad autónoma o pueblo idiomático quiere irse, no hay nada que discutir, o lo que es lo mismo, que el prestigioso politólogo, tan seguido entre la población, carece de un sentido formado de soberanía definido, fluctuando entre la nacional -de territorios-, la popular -de personas- y la digital -de redes sociales-. Tenía alguna duda en el caso de Podemos y también muchas esperanzas, pero creo que Podemos ha pasado a ser Podéis en sólo dos días ya que lo único que tiene definido el movimiento es el retrato de su líder en las papeletas. Y lo siento de veras, aunque creo que he pasado de ser abstencionista obligado por las circunstancias del trabajo -chapuza dominguera fuera de mi circunscripción electoral- a ser abstencionista convencido. No tendré la capacidad moral de criticar a nadie, pero me quedará el tremendo alivio del ¡menos mal que no he votado!
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