En cuestiones de pareja el tamaño siempre ha sido algo importante ¿no?. O mejor dicho, la distancia y el número de veces; aunque no se debe interpretar esto en un sentido literal.
Evidentemente no es lo mismo ir a un hotelito próximo al senado a madurar quereres, que hacerlo a miles de kilómetros de distancia y en bussines
Sobre estos asuntos y su inmoralidad, dado que su legalidad es, desgraciadamente, irreprochable, cabría ponerse entre dos situaciones. ¿Aprovechó el señor Monago el echarse una novia en las Canarias para realizar labor de partido en las islas?, o, por el contrario, ¿aprovechó que realizaba labores políticas en Canarias para echarse una novia allí? Creo que la diferencia es notable ya que cambia el sentido del viaje: ir a trabajar o ir por placer.
Monago, ex-senador. |
En mis tiempos de corresponsal local no era raro que un senador o congresista de otra provincia visitara la mía para llevar a cabo una comparecencia pública o participar en actos relacionados con su partido fuera de su jurisdicción teórica. Era muy habitual en la estrategia de oposición del P.P y realmente nadie veía nada malo. Los populares buscaban criticar las carencias de los gobernantes del PSOE y dispersándose conseguían más presencia mediática. Engorroso y molesto por las continuas ruedas de prensa; pero hasta ahí todo correcto. Por poner un ejemplo, un senador, camino de Madrid, podía pasar por varios pueblos haciendo comparecencias y participando en actos varios. Claro que aquí la situación es diferente pues entre Extremadura y Madrid, Canarias pilla un poco lejos. El tamaño importa.
Sin embargo, por sembrar nuevas dudas, la disposición de algunos próceres del pais por realizar con celo su misión política puede significar que estén dispuestos al sacrificio y que viajaran a Tenerife multitud de veces a participar en actos de partido junto a los compañeros insulares, ¿una vez, dos, tres veces...? ¿Cuántas serían necesarias para cambiar la inicial centralidad laboral por la personal? Parece que el tamaño y el número de veces sí que importa.
Probablemente las más de 30 veces que pasó significa que sencillamente acabó aprovechando el señor Monago, que se echó una novia en Canarias, para realizar viajes de placer y no laborales; aunque llevara a cabo acciones políticas. En éste caso, todavía estaría bien si lo pagara él y mal si lo pagara el erario, pues supone el paso de desconsideración hacia el ciudadano. Parece claro el corazón enturbia las mentes y el servicio profesional puede confundirse con el personal, pero también lo nubla el dinero...
La relación con las tarjetas Black.
Un asunto oscuro |
Con ella pago una cena a unos clientes del banco que pueden realizar una importante labor social, bien. Pago el hotel de los miembros de una ONG que va a realizar un proyecto interesante y deben quedarse en Madrid para terminar de realizar el proyecto, bien. Me pago un viaje para tramitar un negocio de gran repercusión para la entidad, bien... No me cabe duda que este tipo de cosas entran sutilmente, sin ánimo de aprovecharse por parte del portador.
Que resulta que no hay ni rastro de solicitud de justificantes de las acciones realizadas, puede ser mosqueante, pero sigo con la labor, no voy a pagar yo algo que me genera el cargo, Claro que otra vez aquí el tamaño vuelve a importar y el límite está cercano. Me pago regalos, viajes y hasta la factura de la farmacia. De nuevo cruzamos el terreno de lo inmoral; aunque en este caso tampoco hay nada de ilegal, -por parte de los usuarios, supongo-. Sí por los promotores, que no declaran a Hacienda. No son, de hecho, gastos de representación.
Sin embargo, la práctica y la evolución de los casos está llevando a una pena moral que se está empezando a extender. Poco a poco se empieza a cumplir la condena de dimisión y devolución del dinero, siempre que no haya delito legal. En este último caso es cuestión de sumar multas o cárcel.
La infanta Cristina.
¡Hombre que bien que Iñaki gane dinero con su empresa, viene de perlas para los gastos familiares!; cumpleaños de los niños, un detallito por ahí, necesidades domésticas... Parece que la situación tiene visos de ser algo parecido: entra bien, sin sensación de irregularidad, pero acaba convirtiéndose en una cuestión ética al tratarse de dinero del contribuyente.
¿Solución? De nuevo parece imponerse la dimisión -renuncia de derechos de sucesión y del tratamiento de infanta- y devolución -reintegrar el dinero gastado. Vuelvo a insistir, siempre que no haya delito.
¿Solución? De nuevo parece imponerse la dimisión -renuncia de derechos de sucesión y del tratamiento de infanta- y devolución -reintegrar el dinero gastado. Vuelvo a insistir, siempre que no haya delito.
La infanta Cristina. |
Estoy seguro que cualquiera, yo el primero, habríamos caído rendidos sin darnos cuenta por los encantos de la dama canaria; también habríamos tirado de tarjeta black para gastos originalmente honorables y gastaríamos el dinero que gana nuestra pareja sin mal fin, aunque no sepamos de donde venía el dinero. Es como el monóxido de carbono, entra sin notarse; pero axfisia. Ahora bien, entiendo que el precio por el delito -y, sobre todo, si el tamaño es grande- empieza a ser aplicado de hecho y sin perdón en la sociedad actual: dimisión y devolución; aunque fuera realizado en otros tiempos en los que la exigencia moral era menor.
Sólo si Monago es capaz de demostrar que aprovechó sus multiples viajes laborales a Canarias para echarse una novia y no al revés, o que los de la tarjeta Black gastaron el dinero en cuestiones protocolarias y no en su beneficio personal, o que la infanta no hizo abuso de los bienes ilícitos de su marido, tendrán respeto ético y espiritual. Sin embargo, en la actual situación del país hay que hilar muy fino para demostrar esto y, hasta sin haber sido un "chico malo", parece que toca "dimisión y devolución".
Otros casos, como el de los ERES, el del nacionalismo catalán, los de la operacion Púnica o los del Gürtel merecerán otro tratamiento porque hay graves delitos tras ello; pero los del beneficio inocente empiezan a tener su propia sentencia: dimisión y devolución. La vida es así de dura.
Y no considero que hablamos de malas ni de buenas personas. Es más, incluso, parecen buenas en la mayoría de los casos; pero, señores y señoras de entrepierna y/o bolsillo facil, este es un mal momento para dejar de fumar y el tamaño siempre importa.
Otros casos, como el de los ERES, el del nacionalismo catalán, los de la operacion Púnica o los del Gürtel merecerán otro tratamiento porque hay graves delitos tras ello; pero los del beneficio inocente empiezan a tener su propia sentencia: dimisión y devolución. La vida es así de dura.
Y no considero que hablamos de malas ni de buenas personas. Es más, incluso, parecen buenas en la mayoría de los casos; pero, señores y señoras de entrepierna y/o bolsillo facil, este es un mal momento para dejar de fumar y el tamaño siempre importa.
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