lunes, 30 de mayo de 2016

Psicoterapia atlética

Después de haber visto, y sufrido, la final de la champions los atléticos estamos un poco -o bastante, según el caso- de capa caída. Se dan circunstancias especiales tales como que encima el vecino se la ha llevado y suma no se cuantísimas más que todos los demás, lo que podría hacernos aumentar, si cabe, la decepción.
Podríamos recurrir a los atenuantes de siempre: el árbitro, que da como legal un gol en fuera de juego y no expulsa a un jugador suyo por una entrada criminal; nuestro portero, que si se hubiera tirado por el otro lado habría parado cinco penalties; la mala suerte, etc, etc, pero no estamos aquí para andarnos con paños calientes. Sobre todo si es fácil encontrar valoraciones positivas.
Son excusas de perdedor y rápidamente pueden ser ratificadas.
Primero, el árbitro nos pitó un penalty cuando menos riguroso y hay que reconocer que no estuvo mal del todo. Segundo, Oblak mantuvo hasta el final las esperanzas de ganar y no se le puede achacar nada, como tampoco a Griezmann que falló el penalti y que ha sido decisivo siempre. Tercero, lo de la mala suerte... pero, bueno eso va en el escudo.
Para afrontar este lunes de pasión sólo es necesario una cosa: analizar casos parecidos y no se me ocurre otro mejor que el de la selección holandesa.


La naranja mecánica.
Todos conocemos el caso de uno de los mejores equipos de Europa a nivel de selecciones, Holanda. Cuna de grandes jugadores e incluso vista como un país que prácticamente ha reinventado el fútbol. Pues bien, Holanda carece de títulos.
El Atlético ha demostrado infinidad de valores, lucha, sufrimiento, entrega, fidelidad... Ha sido capaz de luchar contra los grandes de Europa y, muchas veces, ganarles. Se nos reconoce en Europa y se nos admira. Somos un eterno David enfrentándose a Goliath.
Volviendo a la comparativa nuestro particular ogro u ogros, porque cada día hay más, podría ser perfectamente Alemania, que atesora el palmarés más brillante de Europa, pero nosotros somos Holanda.
Y en su caso la cosa es más problemática ya que los holandeses no pueden elegir a su equipo nosotros sí. Pero os invito a la reflexión, ¿a quién le gustaría ser como Alemania?
Arrogantes, mediocres en otros valores que no sean los puramente contables, aburridos, sin espíritu. ¿Qué más pueden ofrecer?
No cabe duda que ir con Alemania es fácil, puede hasta ser una tendencia para hacer disimular nuestras limitaciones y sumarnos como borregos al carro del vencedor. En cambio ser de Holanda demuestra un valor superior a lo simple de plegarnos al poder. La admiración por las cosas sencillas.
En mi caso lo tengo claro, no me gustaría a nivel futbolístico ser como Alemania, me gusta más darle un poco de color al blanco de su camiseta y el naranja es bonito.
La vida es mucho más que ganar y todos lo sabemos. Por esas razones siempre resulta y resultará aconsejable traspasar los límites de lo cuantificable y acudir a las razones del espíritu. Estas nos llevan a ser del Atlético, también hoy lunes. Por eso sólo me queda decir una cosa, que alegres son tus colores y hoy más que nunca.
Forza Atleti.   

martes, 24 de mayo de 2016

Windows 10 y el capitalismo de la actualización

Como a todo el mundo, me han estado bombardeando con la última versión del sistema operativo Windows 10. De hecho, no han parado hasta que me lo he instalado pues como antiguo usuario de Windows -ya ni me acuerdo- tenía derecho a renovarlo gratuitamente. Al principio era sólo una opción, pero al final ya no había posibilidad de mantener el sistema operativo con el que me encontraba tan a gusto y que no quería cambiar. Sin embargo, he tenido que tragar con ruedas de molino y acabar instalando el 10.
No quiero entrar en cuestiones sobre si es mejor, peor o lo que sea, sino simplemente en la cuestión de fondo. ¿Si a mi me resulta cómodo mi actual sistema, por qué tengo que cambiarlo? 
Ocurre lo mismo con mi teléfono móvil, del cual disfruto desde hace 4 años. Me va perfectamente, a las mil maravillas, salvo cuestiones como la cantidad de archivos que no quito y que colapsan la memoria de mi teléfono. Bueno, es cuestión de limpiarlo, pero sólo tengo que decir que me funciona a la perfección y, si es así, ¿Por qué tengo que cambiarlo?
La explicación es de lo más sencilla.

Obsolescencia programada.
Todos nos quedamos un poco sorprendidos cuando descubrimos a través del extraordinario documental de Cosima Dannoritzer sobre la obsolescencia programada, que los productos no es que no duren porque son malos, si no que existe una intencionalidad de hacerlos perecederos para fomentar el consumismo.

Idea, Pregunta, Bombilla, Ilustración
Enlace al video
https://www.youtube.com/watch?v=ZTVOBBbnjv4

Una bombilla podría estar perfectamente capacitada para durar años y sin embargo se rompen muy pronto. No interesa que los productos duren porque, si no, no se vuelven a comprar nuevos productos y la producción disminuye. Si todos tenemos lavadoras que funcionan perfectamente y que además conocemos su mecanismo para qué vamos a comprar una nueva. Por eso resultaba conveniente crear defectos para que al final fuera necesario comprar una nueva. Como hay tanta demanda, resulta incluso más barato comprar una nueva que reparar una vieja. Solución: tirarla. Pero el sistema ha dado una nueva vuelta de tuerca.
Ahora ya no se trata de esperar a que se rompa, es necesario generar la necesidad de actualizarse para aumentar la carrera del consumo y en ello están las marcas tecnológicas. De ahí que se esté potenciando la cultura de la actualización. Un mecanismo psicológico que va más allá de cualquier otra necesidad.

Las actualizaciones.
Software, Cd, Dvd, Digital, DiscoUn usuario puede estar a punto de cerrar el negocio de su vida, de terminar un trabajo con un plazo que expira, incluso de esperar el anuncio de que va a salir del corredor de la muerte antes de cumplir la máxima pena, pero si en ese momento llega la actualización del sistema operativo cualquier urgencia pasa a un segundo plano. El aparato se empieza a actualizar y puede tardar horas en completarse, incluso generar problemas de funcionamiento. ¿Alguien puede explicarse esta situación? En el mejor de los casos, una pestaña te acompaña durante la vida útil del producto recordándote que puedes actualizarlo o recordártelo más adelante. No tienes escapatoria. Como además hay que ser experto informático para deshabilitar el anuncio y no aparece ninguna opción que diga ¡déjame en paz que estoy bien como estoy!, pues vamos como vamos. Nos preparan para un nuevo de tipo de consumo en el que no hay una necesidad de cambiar, sino de simplemente estar actualizado.

Incluso, entre los amigos, si exhibes un modelo anticuado de móvil puedes ser objeto de burla con comentarios de ¿dónde vas con el ladrillo? en el mejor de los casos.
Esta dinámica ya existe en el mundo del automóvil donde tener un modelo anticuado puede generar no sólo risas, sino graves inconvenientes como el de tener que pasar la ITV continuamente, además de pasar como una persona miserable que no puede cambiar su coche cada x años. Nos dirigimos hacia la cultura de la actualización.

Graves inconvenientes.
La cosa no dejaría de ser una anécdota, por más que no haya llegado a tiempo la orden de conmutación de tu pena de muerte, si no fuera por los graves problemas sociales que acarrea. Entre ellos sólo unos cuantos.
Zapatero, Colonial, WilliamsburgSi no hay necesidad de reparar, no hay necesidad de reparadores. Valga como ejemplo los zapateros remendones, que ya son sólo un recuerdo del pasado. Sencillamente es más barato comprar unos zapatos nuevos que arreglar los que ya tienes. Con ello, el tejido social de reparadores desaparece. Los mismo ocurre con los que arreglan electrodomésticos y podría ocurrir en el futuro con los que arreglan los coches, que se mantienen sólo por lo caro que resulta comprar un coche. No obstante más de uno habrá hecho cuentas de lo que cuesta una reparación en su coche y habrá llegado a la conclusión de que, por lo que cuesta el arreglo, me compro uno nuevo. Pero en cualquier caso intuimos el problema, la economía se deslocaliza y sólo fomenta la riqueza en aquellos lugares en los que se producen los coches. Como además el sistema sólo funciona si la producción es barata, los sueldos van a ser bajos ya que hay muchas posibilidades de contratar y la gente es capaz de ofrecerse por menos dinero para cubrir sus necesidades, que son de continua actualización. Sin duda el sistema funciona.
Claro que siendo este un problema grave, no es si cabe el mayor.

La destrucción de los recursos.
Consumir, actualizar y deshacernos de lo viejo, consumir, actualizar y deshacernos de lo viejo. Esa es la rueda, el círculo vicioso, pero invito a hacernos una nueva pregunta. ¿Y qué hay de lo que tiramos? y lo que es peor ¿Qué hay de lo que necesitamos para construir nuevos productos?.
En efecto, una continua destrucción de los recursos naturales hasta niveles nunca vistos por la humanidad.
Podría hablar de la destrucción de la Amazonía un poco como símbolo de la nueva sociedad de consumo, pero considero que hay otros ejemplos más esclarecedores. Poca gente sabe que en el océano pacífico hay un auténtico vertedero conocido como la Isla de la basura en la que se acumulan residuos fundamentalmente plásticos, que flotan empujados por las corrientes.

http://www.elmundo.es/ciencia/2014/06/30/53b1b322268e3e081c8b459f.html

Pues bien, esa isla es actualmente de grande como tres veces España, lo que supone más de un millón y medio de kilómetros cuadrados. En definitiva, una auténtica barbaridad, aunque otras fuentes dicen que todavía es mayo. Súmense otras islas menores en ese y otros océanos, los residuos que no flotan y que se encuentran en los fondos. Los residuos diseminados. Sería imposible calcular las toneladas y toneladas de basura que hay en el mar, eso sin tener en cuenta la que tenemos en la tierra.
Sumémosle la destrucción que supone producir. El caso es que ya me aburre a la vez que me deprime. Y nosotros venga a actualizar.

Incluso su tamaño podía ser mayor
http://verdezona.blogspot.com.es/2014/01/las-isla-de-basura.html

Encuesta.
Me han preguntado en una encuesta desde Windows 10 que si recomendaría a alguien esta nueva versión de su producto y por qué lo haría o no. En vez de contarle las razones he preferido hacer una entrada en mi blog, explicándoselo a todo el mundo. Al menos quien se encargue de recibir este tipo de respuestas no dirá, ¡Vaya un tío retrógado y anticuado! ¡No está actualizado! ¡No conviene como cliente! 
No estoy actualizado ni lo voy a estar, seguiré con mi teléfono móvil hasta que se caiga a pedazos y mucho me temo que no facilitaré el trabajo de las actualizaciones. A mi me gustan las cosas como están y cómo me he acostumbrado. Al fin y al cabo resulta mucho más fácil andar sobre la tierra que sobre una Isla de Basura.

Fotografías: Pixabay, salvo enlaces.

domingo, 22 de mayo de 2016

Piano a Cuatro Manos

Me encuentro en estos momentos escribiendo la segunda parte de mi novela Cuando Fuimos Bandoleros, la cual tengo ya bastante hilvanada y espero que pueda terminarla el verano próximo. Antes quisiera, si fuera posible, reeditar CFB, dado que es habitual encontrar fallos una vez escrita y en mi caso no es extraño, dado que en un proceso de autoedición hay que sacrificar algunos gastos y el mío fue no realizar una corrección ortotipográfica profesional, algo que no aconsejo a los nuevos escritores, aunque no es cuestión de andarme por las ramas, pues hoy quiero hablar de otro libro.


El caso es que en el proceso de escritura de la segunda parte, me he topado con un libro "Piano a cuatro manos" de la periodista morellana y residente en Londres, Conxa Rodríguez Vives.
En él, se narra de forma excepcional una biografía, la del general carlista Ramón Cabrera, uno de los personajes con los que trabajo para la segunda parte de mi libro y que quería conocer algo mejor. Esta autora lo ha estudiado por paisanaje, ya que Morella es un lugar importante en el imaginario del propio Cabrera, al cual le ha dedicado previamente varios acercamientos de corte biográfico. De hecho, han sido varios los artículos históricos que ha escrito sobre el mismo. Sin embargo en este caso se ha producido el salto a la novela por parte de Conxa.

Cabe decir en primer lugar que en esta novela he encontrado muchos de los ingredientes que estoy utilizando en el guiso de la mía, como son la presencia del mundo carlista, la violencia, la paz, la coincidencia de personajes y situaciones, la doble ambientación entre España e Inglaterra, las relaciones familiares...

En mi caso, por ejemplo, tengo una extraña tendencia a relatar episodios violentos de forma realista, algo que ella afortunadamente Conxa elude y, pese a que la violencia está presente en el ambiente que recrea en torno a Cabrera, nunca se hace demasiado explícita; incluso es eludida. Quizá sean sutilezas más propias del mundo femenino, que en la escritura muestra una delicadeza superior y saben sugerir los hechos y no mostrarlos crudamente, pero observo en ello sin duda un acierto. No se trata por tanto de una novela violenta, pese al periodo y que además su protagonista es uno de los que más ha quedado unido a ella, Ramón Cabrera, el tigre. Al fin y al cabo el elemento central del libro es su biografía y la de su familia y el tratamiento es familiar e intimista, alejado de la estrecha relación que la historia ha creado entre el protagonista y la violencia. Un tratamiento que sin duda sorprende.

Claro que, por supuesto, hay muchas otras diferencias que son precisamente las que me llevan a realizar este análisis sobre la obra de Conxa y que paso a destacar:



1. El tratamiento de la violencia.

Los desastres de la guerra de Goya, un reflejo del periodo
La violencia era en la primera mitad del siglo XIX una especie de pan de cada día de aquellos españoles que tuvieron la desgracia de vivir en uno de los momentos más turbulentos de la historia de nuestro país. Cristalizó la misma en la primera guerra carlista, habida entre 1833 y 1840, un periodo que, por lejano, parece que no hubiera existido y que, sobre todo, ha sido tamizado por el desarrollo de la última guerra civil española habida en el siglo XX, antes de la cual parece que no hubiera habido nada. Pero créanme que aquella guerra superó a ésta en horror y barbarie. Casi podemos hablar de que el XIX fue una continua guerra civil, aunque hay innumerables formas de abordarla.


2. La vida de Cabrera.

Se trata de una biografía sobre un personaje real, algo que considero extremadamente difícil y que, por ejemplo, yo nunca me atrevería a hacer, dado que limita las posibilidades de evolución de un personaje. En ese sentido mis personajes principales son inventados, mientras que los suyos son reales. Evidentemente, a la hora de ejercer la libertad de creación, siempre resulta más sencillo hacerlo exageradamente con personajes ficticios que no de forma tan sutil como lo hace ella, con personajes reales.
Sin embargo, Conxa si se ha atrevido y eso no quita para que la historia sea redonda y el personaje presente gran cantidad de matices, reforzándose aquellos que más se alejan de la leyenda del propio personaje. No quiero desvelar la evolución del personaje en su complejidad, que es mucha y para eso está la lectura del libro, pero podremos encontrarlo en muchas facetas. Así, lo hallamos pasando del bandido romántico, empujado por la injusticia a llevar una vida al margen del sistema; al caballero burgués, viviendo intensamente la política más avanzada de su tiempo. Del barquero de Cantillana, que se ve impelido a llevar una vida al margen, al Lord Inglés, epicentro de lo más alto de la sociedad mundial. Un salto que en efecto se produjo y que pudo crear muchas de las situaciones que recrea Conxa. Claro que también encontramos un personaje intimista, familiar, reflexivo. En definitiva un personaje muy completo que nos muestra la evolución del mundo contemporáneo, al fin y a la postre, nuestro mundo.
Retrato de Ramón Cabrera por Mikel Olazábal 

3. Malos y buenos.

Retrato de Ramón Cabrera
Seguramente en España ha dejado de interesar hoy el carlismo como movimiento político, y a ella me da la impresión que tampoco le atrae demasiado ideológicamente, aunque sí personajes como Cabrera, provengan de donde provengan, y es que a veces contar historias e introducir personajes ambientándolos entre "los malos", resulta no sólo un reto, sino incluso un ejercicio de urbanidad y política muy necesario en el mundo en que vivimos. Exige esta actitud no poca dosis de empatía social, algo de lo que adolece nuestro país y que debería ser materia de obligado tratamiento. De hecho, la división maniquea entre los buenos y los malos es siempre el mayor ejercicio de ficción y de falseamiento político que el mundo nos ha dado y es muy sano socialmente escribir sobre los integrantes del bando "equivocado".
Escribir sobre carlistas, realistas o apostólicos vendría a ser como si un alemán lo hiciera sobre los nazis, un tema que experimentaría el rechazo de buena parte de la Alemania actual, máxime si encima se le trata como una buena persona, con sus sentimientos y sus inquietudes.
Es por tanto una apuesta arriesgada que reconozco y aplaudo ya que lo más fácil sería escribir sobre liberales, demócratas, pacifistas, luchadores por los derechos sociales o de la mujer y no por los personajes que se suponen reaccionarios, aunque la lectura de esta novela nos puede servir precisamente para liberarnos de este tipo de prejuicios.

4. Profundidad histórica.

Más virtudes de esta publicación: el gran sentido histórico de su novela. Aquí es donde podemos reflexionar sobre la capacidad literaria que permiten los hechos reales. Es evidente que un personaje histórico no puede estar en una trama en un lugar en el que no estuvo en vida. Eso queda claro y Conxa es algo que respeta al máximo y asume. Redunda todo esto en un gran sentido de la valentía a la hora de abordar el periodo, pero me da pie a plantear una reflexión, ya que la novela histórica no ha terminado de definir este concepto. ¿Debe ser el periodo histórico un elemento determinante en la trama o puede ser sólo un elemento de ambientación? Esto irá al gusto del lector y del propio escritor. En el caso de Conxa ha apostado decididamente por la primera opción.

Conxa Rodríguez. Fotografía Surtdecasa.cat

5. Y más.

Por lo demás, hay aventuras, viajes, costumbrismo, disputas familiares, desgracias y hay mucho amor, siempre de nuevo desde la sutileza...
Con todo debo de concluir que me gusta mucho su guiso en un plato muy interesante. Una receta muy propia de una de las vertientes del romanticismo: el idealismo; estilo que ha marcado definitivamente las formas de entender la novela contemporánea.
Al fin y al cabo una de las disputas propias de la literatura actual: idealismo o realismo y todas sus combinaciones. Realidad idealizada, idealización realista, realismo ideal... nunca terminaremos de salir de esta ecuación pues no deja de ser la esencia de la literatura.
Así es este piano a cuatro manos, donde derrota y victoria se unen y la maldad o bondad presupuesta queda en un segundo plano. Donde las bases del mundo en el que nos encontramos empiezan a ser dibujadas y donde podremos aprender mucho de nosotros mismos. Al fin y al cabo un periodo, cada vez más de moda, y que seguro que en el futuro acabará convirtiéndose en uno de los más socorridos de la literatura histórica española. 

lunes, 2 de mayo de 2016

El Viña, las limitaciones del periodismo cultural.

VIÑA ROCK 2016

Según la organización 200.000 jóvenes se han reunido en Villarrobledo para celebrar la vigésimo primera edición del festival Viña Rock, al fin y al cabo, el festival más importante de España.
 
Edición 21 del Viña.
Fotografía: Abel Gimeno
No quiero trabajar con una cifra exagerada, sólo con una media de 100.000 personas por 20 ediciones -regalo una-, lo que supone que 2.000.000 de personas han pasado por el festival a lo largo de los veinte años, algo menos de un cinco por cien de la población española, sin duda una barbaridad incluso de proporciones estadísticas. Si entendemos que el porcentaje sería tremendamente mayor en el caso de la población joven y lo contrastamos con el hecho de que muchos repiten, damos por buena la cifra del cinco por ciento, aunque sólo nos sirva para comprender que se trata de un auténtico fenómeno sociológico. También extraemos una conclusión pues serviría para hacer un completo retrato no creo que de un país, pero si, al menos, de su juventud.
Pero no es mi intención hacerlo en este artículo, sólo quiero hacerme eco de su repercusión mediática a lo largo de todos estos años y comprobar con este ejemplo la situación del periodismo, en concreto el cultural, en España y en el mundo.
Este festival desde que se inició nunca gozó del seguimiento por parte de medios nacionales, excepción hecha para hacer justicia de radio 3, quien sí se distinguió por hacerlo, mientras que otros se dedicaban a ensalzar las virtudes de otros festivales que surgían en paralelo como el FIB, levantado a golpe de noticia y no tanto de asistencia y apoyado por jóvenes extranjeros casi más que por españoles, lo que supone que sea no tanto un festival nacional, como internacional.
En cualquier caso no quiero entrar en una disputa estéril entre ambos festivales ya que cada uno cuenta con su particular impronta y tiene sus características particulares y diferenciadoras. Una de ellas el trato olvidadizo de la prensa ante una sucesión de ediciones en las que se ponía de manifiesto otra cosa. En efecto, los micromedios, primero fanzines hoy páginas web; las emisoras musicales pequeñas y luego internet han creado un auténtico monstruo de la cultura española desde la base y el periodismo convencional ni se ha enterado. El microperiodismo ha sido capaz de competir en eficacia y repercusión contra el macroperiodismo y el Viña Rock es hoy el festival con mayor asistencia de España, pero también debe suponer un toque de atención a la propia esencia del periodismo: ¿qué está pasando hoy con el mundo de la difusión cultural?

Una asistencia record
Fotografía: Nerea Coll
La esencia de las noticias.
Estamos básicamente hastiados de que cada vez que sus "satánicas majestades" salgan en primera página cada vez que vienen a España, amparados por la repercusión que tienen en la prensa y televisión nacional. Es cierto que hablamos de mitos, por más que su incidencia cultural haya dejado de representar algo en el mundo moderno, pero que ahí están. También ocurre con el Boss o AC-DC, grupos cuya sola presencia en España es noticia de alcance. Me imagino que las redacciones de cultura, donde las haya, o los periodistas dedicados a ello, han creado ya sus rutinas de trabajo y entre ellas está la cobertura de los circuitos de grupos internacionales que pasan por la península. Claro que esas rutinas sólo tienen un límite que es el biológico y, cuando uno de los grandes mitos fallece, es noticia en todas las portadas.
Por citar dos ejemplos recientes hablaremos de Bowie y Prince, cuyos decesos copan multitud páginas en todos los periódicos. Con todo, a medida que avanza el tiempo, el periodismo cultural, y más en concreto el de la música, lleva camino de convertirse en un obituario que en otra cosa. Podríamos suponer que en realidad no está pasando nada alrededor, pero es completamente al contrario, el mundo de la música está revolucionado. La idea del vinilo y la macrogira ha pasado ya casi a la historia, aunque los periodistas no nos demos cuenta.

¿El problema?
¿Qué nos impide ver la realidad?
Foto: Jota Martínez
Sobre la génesis del problema se pueden apuntar muchas influencias y muy variadas. Entre ellas una cuestión de edad, entroncada con un cambio en el mundo del periodismo. Las redacciones están copadas por viejos periodistas que vivieron en sus años mozos la efervescencia de los Rolling Stones y que no pueden ser echados de sus trabajos por el costo del despido. Eran tiempos de contrato fijo y no de becarios. Los becarios que pudieran estar más al tanto de lo moderno, vienen y van y difícilmente pueden imponerse rutinas de trabajo, ni crear tendencias. Como consecuencia da la sensación de que en cultural no se han enterado que ya no se hacen discos en vinilo y que la actualidad está en blogs, ojala que como éste.
Pero esa edad, mezclada con el propio cambio de la estructura de los medios, se camufla en uno de los principales problemas de la sección de cultura: la comodidad.
Esto nos lleva a otro problema, también relacionado con el anterior de rutinas de trabajo y es que lo que no pasa en Madrid, Valencia o Barcelona sencillamente no pasa.
Volviendo al Viña, tiene su desarrollo en un pueblo de Albacete y claro en esa provincia la cultura no tiene derecho a crear tendencias, únicamente porque no está cerca de mi redacción.
Y otro problema viene dado por la política de redacción de hechos consumados que lleva a los periodistas a no concebir algo como noticia, si no está ya consolidado, algo que en cultura no debería de ser así. Los 200.000 del Viña Rock de este año han salido en todos los medios nacionales, pero sólo en virtud de una nota de prensa enviada por la organización y de la que se hacen eco. Nunca lo vieron venir. Es aquí donde surge otra crítica, en un sector como la cultura el periodista debe ir un poco por delante, ser visionario y estar en lo que debe venir y no en lo que ha sido.
Con estos medios de comunicación y esta situación sólo podemos esperar sentados a que nos llegue la noticia del fallecimiento de Mick Jagger, que yo no deseo, por supuesto. Mientras tanto el Viña Rock habrá reunido a toda la juventud española en un mismo recinto, algo que no es sólo una noticia, sino que es historia y que pasará simplemente desapercibido.