Me encuentro en estos momentos escribiendo la segunda parte de mi novela Cuando Fuimos Bandoleros, la cual tengo ya bastante hilvanada y espero que pueda terminarla el verano próximo. Antes quisiera, si fuera posible, reeditar CFB, dado que es habitual encontrar fallos una vez escrita y en mi caso no es extraño, dado que en un proceso de autoedición hay que sacrificar algunos gastos y el mío fue no realizar una corrección ortotipográfica profesional, algo que no aconsejo a los nuevos escritores, aunque no es cuestión de andarme por las ramas, pues hoy quiero hablar de otro libro.
El caso es que en el proceso de escritura de la segunda parte, me he topado con un libro "Piano a cuatro manos" de la periodista morellana y residente en Londres, Conxa Rodríguez Vives.
En él, se narra de forma excepcional una biografía, la del general carlista Ramón Cabrera, uno de los personajes con los que trabajo para la segunda parte de mi libro y que quería conocer algo mejor. Esta autora lo ha estudiado por paisanaje, ya que Morella es un lugar importante en el imaginario del propio Cabrera, al cual le ha dedicado previamente varios acercamientos de corte biográfico. De hecho, han sido varios los artículos históricos que ha escrito sobre el mismo. Sin embargo en este caso se ha producido el salto a la novela por parte de Conxa.
Cabe decir en primer lugar que en esta novela he encontrado muchos de los ingredientes que estoy utilizando en el guiso de la mía, como son la presencia del mundo carlista, la violencia, la paz, la coincidencia de personajes y situaciones, la doble ambientación entre España e Inglaterra, las relaciones familiares...
Cabe decir en primer lugar que en esta novela he encontrado muchos de los ingredientes que estoy utilizando en el guiso de la mía, como son la presencia del mundo carlista, la violencia, la paz, la coincidencia de personajes y situaciones, la doble ambientación entre España e Inglaterra, las relaciones familiares...
En mi caso, por ejemplo, tengo una extraña tendencia a relatar episodios violentos de forma realista, algo que ella afortunadamente Conxa elude y, pese a que la violencia está presente en el ambiente que recrea en torno a Cabrera, nunca se hace demasiado explícita; incluso es eludida. Quizá sean sutilezas más propias del mundo femenino, que en la escritura muestra una delicadeza superior y saben sugerir los hechos y no mostrarlos crudamente, pero observo en ello sin duda un acierto. No se trata por tanto de una novela violenta, pese al periodo y que además su protagonista es uno de los que más ha quedado unido a ella, Ramón Cabrera, el tigre. Al fin y al cabo el elemento central del libro es su biografía y la de su familia y el tratamiento es familiar e intimista, alejado de la estrecha relación que la historia ha creado entre el protagonista y la violencia. Un tratamiento que sin duda sorprende.
Claro que, por supuesto, hay muchas otras diferencias que son precisamente las que me llevan a realizar este análisis sobre la obra de Conxa y que paso a destacar:
1. El tratamiento de la violencia.
La violencia era en la primera mitad del siglo XIX una especie de pan de cada día de aquellos españoles que tuvieron la desgracia de vivir en uno de los momentos más turbulentos de la historia de nuestro país. Cristalizó la misma en la primera guerra carlista, habida entre 1833 y 1840, un periodo que, por lejano, parece que no hubiera existido y que, sobre todo, ha sido tamizado por el desarrollo de la última guerra civil española habida en el siglo XX, antes de la cual parece que no hubiera habido nada. Pero créanme que aquella guerra superó a ésta en horror y barbarie. Casi podemos hablar de que el XIX fue una continua guerra civil, aunque hay innumerables formas de abordarla.
1. El tratamiento de la violencia.
Los desastres de la guerra de Goya, un reflejo del periodo |
2. La vida de Cabrera.
Se trata de una biografía sobre un personaje real, algo que considero extremadamente difícil y que, por ejemplo, yo nunca me atrevería a hacer, dado que limita las posibilidades de evolución de un personaje. En ese sentido mis personajes principales son inventados, mientras que los suyos son reales. Evidentemente, a la hora de ejercer la libertad de creación, siempre resulta más sencillo hacerlo exageradamente con personajes ficticios que no de forma tan sutil como lo hace ella, con personajes reales.
Sin embargo, Conxa si se ha atrevido y eso no quita para que la historia sea redonda y el personaje presente gran cantidad de matices, reforzándose aquellos que más se alejan de la leyenda del propio personaje. No quiero desvelar la evolución del personaje en su complejidad, que es mucha y para eso está la lectura del libro, pero podremos encontrarlo en muchas facetas. Así, lo hallamos pasando del bandido romántico, empujado por la injusticia a llevar una vida al margen del sistema; al caballero burgués, viviendo intensamente la política más avanzada de su tiempo. Del barquero de Cantillana, que se ve impelido a llevar una vida al margen, al Lord Inglés, epicentro de lo más alto de la sociedad mundial. Un salto que en efecto se produjo y que pudo crear muchas de las situaciones que recrea Conxa. Claro que también encontramos un personaje intimista, familiar, reflexivo. En definitiva un personaje muy completo que nos muestra la evolución del mundo contemporáneo, al fin y a la postre, nuestro mundo.
Retrato de Ramón Cabrera por Mikel Olazábal |
3. Malos y buenos.
Retrato de Ramón Cabrera |
Escribir sobre carlistas, realistas o apostólicos vendría a ser como si un alemán lo hiciera sobre los nazis, un tema que experimentaría el rechazo de buena parte de la Alemania actual, máxime si encima se le trata como una buena persona, con sus sentimientos y sus inquietudes.
Es por tanto una apuesta arriesgada que reconozco y aplaudo ya que lo más fácil sería escribir sobre liberales, demócratas, pacifistas, luchadores por los derechos sociales o de la mujer y no por los personajes que se suponen reaccionarios, aunque la lectura de esta novela nos puede servir precisamente para liberarnos de este tipo de prejuicios.
4. Profundidad histórica.
4. Profundidad histórica.
Más virtudes de esta publicación: el gran sentido histórico de su novela. Aquí es donde podemos reflexionar sobre la capacidad literaria que permiten los hechos reales. Es evidente que un personaje histórico no puede estar en una trama en un lugar en el que no estuvo en vida. Eso queda claro y Conxa es algo que respeta al máximo y asume. Redunda todo esto en un gran sentido de la valentía a la hora de abordar el periodo, pero me da pie a plantear una reflexión, ya que la novela histórica no ha terminado de definir este concepto. ¿Debe ser el periodo histórico un elemento determinante en la trama o puede ser sólo un elemento de ambientación? Esto irá al gusto del lector y del propio escritor. En el caso de Conxa ha apostado decididamente por la primera opción.
5. Y más.
Conxa Rodríguez. Fotografía Surtdecasa.cat |
5. Y más.
Por lo demás, hay aventuras, viajes, costumbrismo, disputas familiares, desgracias y hay mucho amor, siempre de nuevo desde la sutileza...
Con todo debo de concluir que me gusta mucho su guiso en un plato muy interesante. Una receta muy propia de una de las vertientes del romanticismo: el idealismo; estilo que ha marcado definitivamente las formas de entender la novela contemporánea.
Con todo debo de concluir que me gusta mucho su guiso en un plato muy interesante. Una receta muy propia de una de las vertientes del romanticismo: el idealismo; estilo que ha marcado definitivamente las formas de entender la novela contemporánea.
Al fin y al cabo una de las disputas propias de la literatura actual: idealismo o realismo y todas sus combinaciones. Realidad idealizada, idealización realista, realismo ideal... nunca terminaremos de salir de esta ecuación pues no deja de ser la esencia de la literatura.
Así es este piano a cuatro manos, donde derrota y victoria se unen y la maldad o bondad presupuesta queda en un segundo plano. Donde las bases del mundo en el que nos encontramos empiezan a ser dibujadas y donde podremos aprender mucho de nosotros mismos. Al fin y al cabo un periodo, cada vez más de moda, y que seguro que en el futuro acabará convirtiéndose en uno de los más socorridos de la literatura histórica española.
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