Creo que voy a dejar un tiempo de hablar de política. Me hastía.
Ayer me pasé por una manifestación en mi ciudad que pedía un referéndum para que se consultara a los ciudadanos ante la inminente llegada al trono de Felipe VI, algo que comparto plenamente, pues considero que un cambio de esa magnitud debe ser consultado a los ciudadanos, legítimos depositarios de la soberanía nacional, pero sólo en teoría ya que no suelen contar con nosotros para nada. Sin embargo he observado que esta reivindicación no era la mayoritaria en la manifestación que he podido ver.
Recuerdo cuando todo empezó. Era el 15 de Mayo de 2011 y un gran número de ciudadanos, especialmente jóvenes, hartos de la situación en la que se encontraba el país salimos a la calle para denunciar que había unos políticos que no nos hacían sentirnos representados ya que su mensaje distaba mucho de las necesidades reales de la ciudadanía. La consigna fue entonces salir sin banderas, sin símbolos políticos, con la idea única de mostrar un hartazgo que era tan evidente que sólo a través de internet logró reunir a cientos de miles de ciudadanos en toda España que dieron en llamarse o dieron en llamarnos indignados.
Años después, en la manifestación de ayer había banderas -republicanas- y símbolos políticos, de partidos comunistas o de movimientos de la nueva era, por el momento difícilmente clasificables. No me cabe duda que el espíritu de aquel 15-M nada tiene que ver con la manifestación de ayer, por más que la convocatoria se haya realizado desde las redes sociales y haya mostrado cierto sentido espontáneo.
Sin banderas #democraciarealya |
Entonces pedíamos Democracia Real, algo que se ha vuelto a pedir hoy; aunque creo que de aquella reivindicación no queda absolutamente nada. Lo que ayer se pedía en buena parte no era la posibilidad de decidir sobre la continuidad dinástica de los borbones y los cambios constitucionales que se tienen que hacer, sino que se pedía una resolución entre Monarquía y República, aunque matizaría. No se pedía la posibilidad de elegir sobre el sistema de gobierno que debemos tener, sino lo que se pide es la llegada de la III república. Es más, una república que viene ya con su bandera de serie, además de un sentido de república social profunda con profunda carga política. Un sentido de república de izquierdas, social, casi revolucionaria, en la que los que no comulgan con ella sean reducidos y apartados y que aporte un nuevo sentido económico, supongo que de corte igualitarista. Es decir, que lo que se pide es que nos den a elegir es la continuidad de la monarquía y su detestable sistema corrupto o, por el contrario, la nueva utópica tercera república social y revolucionaria capaz de devolver al hombre a su situación de dignidad perdida por la insaciable voracidad del sistema capitalista dominado por una casta oligárquica aliada del poder económico. Y yo que pensaba que se defendería el hecho de que los cambios significativos que afectan a un sistema político sean sometidos a la votación de la ciudadanía en ejercicio de nuestra soberanía...
Y es que no se qué es lo que ocurre con las reivindicaciones democráticas últimamente. En el caso de los catalanes podía entenderse que se puede estar a favor de una consulta sobre el depositario de la soberanía nacional, si este debe ser el pueblo español, los territorios... No sé, supongo que hay muchas formas de atacar el problema, pero no allí lo que se pide es, o continuar con el estado imperialista español que les roba sistemáticamente, o cambiar a la república nacional catalana, igualmente utópica y territorio feliz en el que los males desaparecen. Aunque mucho me temo que tanto en éste como en el caso anterior Avalón no existe.
La trampa del #derechoadecidir |
El caso catalán está mucho más evolucionado, no sólo está ya decidido en el planteamiento de la pregunta el depositario de la soberanía (que es implicitamente el pueblo catalán), sino que está decidido subrepticiamente la creación de un estado propio en cualquier caso, pese a que luego otra pregunta añade el término independiente. Pero da igual, porque en esta pregunta y en el proceso lo que subyace es que se tiene que lograr la independencia, si o sí, y la democracia aquí es sólo una excusa.
Con el planteamiento de la tesitura Monarquía o República -popular, social, etc- de la manifestación de hoy ocurre algo parecido. Un planteamiento teleológico que en el fondo es una excusa para reivindicar un cambio radical que nos dirija a la revolución proletaria. En ambos casos la democracia es sencillamente utilizada, para vestir a los que se oponen a ella de intolerantes e inmovilistas, pues sencillamente se oponen al derecho a decidir. Una patraña y una forma de desvirtuar por completo la democracia, que recordemos pasa por asumir la existencia del otro y de sus ideas opuestas a las nuestras.
Me temo que este nuevo sentido de la democracia como medio para alcanzar la revolución del proletariado o de cualquier patria ideal está calando demasiado en España y especialmente en la Cataluña actual. Esto no es la Democracia Real del 15-M o por lo menos yo no lo creo así, es sólo una versión bastarda en el que el fin justifica los medios.
Tras el 15-M comenzaron a darse cuenta los revolucionarios tradicionales de lo útil que podría llegar a ser el movimiento los partidos de izquierda, pero en los primeros momentos no picamos el anzuelo. Incluso Cayo Lara en un intento por capitalizar el movimiento se aproximó a la plataforma Stop deshaucios, pero fue expulsado. Era un movimiento apolítico, con los años hoy I.U exige libremente, yo diría que impunemente, el advenimiento de la III República social, revolucionaria etc y el movimiento indignado lo sigue de alguna forma. Lo han conseguido, aquellos que como una costra le salió a la indignación se pavonean de sus logros.
Tras el 15-M comenzaron a darse cuenta los revolucionarios tradicionales de lo útil que podría llegar a ser el movimiento los partidos de izquierda, pero en los primeros momentos no picamos el anzuelo. Incluso Cayo Lara en un intento por capitalizar el movimiento se aproximó a la plataforma Stop deshaucios, pero fue expulsado. Era un movimiento apolítico, con los años hoy I.U exige libremente, yo diría que impunemente, el advenimiento de la III República social, revolucionaria etc y el movimiento indignado lo sigue de alguna forma. Lo han conseguido, aquellos que como una costra le salió a la indignación se pavonean de sus logros.
Una costra que en forma de sindicatos, que no eran sino parte del problema, comenzó a introducirse en los movimientos originales para criticar la reforma laboral y continuó con la llegada de los partidos de izquierda que buscaban acomodo en un movimiento tan atractivo, todo ello se ve hoy superado con las marcas modernas de igualitarismo revolucionario que proliferan en la red y que ya hablan de hacer una alianza estratégica con grupos tradicionales para subvertir el sistema contra la casta establecida. Pero a mí personalmente ni la casta ni la costra me representan. Unos representan un sistema de privilegios para una oligarquía partitocrática, mientras que los otros representan el populismo más vacío e interesado que haya dado la sociedad española en los últimos años. Con ambos la democracia está en absoluto peligro y sólo espero que el sentido común impere y sepa distinguir entre los nuevos extremos que nos proponen. Se puede.
#elreyabdica #IIIRepublica |
Vaya por delante que no estoy en contra de las aspiraciones nacionales de nadie, ni tan siquiera contra la revolución del proletariado, me parece todo legítimo menos lo violento; pero contra si lo que me muestro radicalmente contrario es contra la manipulación, el engaño y la prostitución a la que se somete la palabra democracia, algo en lo que la casta y ahora la costra parecen haberse puesto de acuerdo.
Por lo demás el auténtico espíritu del 15-M que es la conciencia social contra el abuso seguirá ahí, porque serán muchas las ocasiones en las que la sociedad no se sienta representada por viejas castas o nuevas costras que aspiran a dirigir nuestros designios de forma taimada. Entonces volveré a hablar de política.
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