martes, 21 de marzo de 2017

PROHIBIDO RESPIRAR

Ha pasado el carnaval y nos encontramos en plena Cuaresma. Un carnaval que, como siempre, nos ha dejado no pocas anécdotas, la mayoría positivas, aunque, alguna, matizada en la controversia. Cabe recordar la situación por la que ha pasado un concejal socialista en el Carnaval de Villarrobledo, -de interés turístico nacional y con razón-, en el que el edil, subía a dar unos premios vestido de yihaidista, con la consiguiente desaprobación de buena parte del pueblo. Igualmente en un pueblo de Cadiz otro concejal, de Podemos, desarrollaba una boda civil. Un acto oficial ¡vestido de cura!, lo que igualmente ha generado las protestas de los sectores más conservadores del país.
Ambas anécdotas me recuerdan, otra acaecida muy cerca de la primera población y en condiciones parecidas a las de la segunda, ya que en La Roda (otra población manchega) en unos carnavales anteriores un edil dio en disfrazarse de sacerdote y de esa guisa estuvo buena parte del carnaval. Vivió tanto su papel que se le ocurrió proponerle al sacerdote real de la localidad que le permitiera realizar una misa bufa, aunque en este momento llegó donde iba, pues le costó un proceso. Recoge el caso el historiador Juan Blázquez Miguel en su libro "La inquisición en Albacete" y en efecto el organismo encargado de tramitar la demanda era la terrible inquisición española. Corría el siglo XVI.
Cinco siglos después seguro que algunos desearían que volviera la inquisición y se ponen a criticar la transgresión carnavalera, pero esto no es nuevo, como vemos. No cabe duda de que esta gente ultraconservadora no ha cambiado demasiado sus planteamientos con una idea de represión y prohibición generalizada, y justo en los momentos en los que se va a debatir la "ley mordaza", tela marinera.

La izquierda.
Claro que el progresismo seguro que se mantiene en la quintaesencia de la libertad y permite que cada cual desarrolle sus ideas más profundas sin censuras, aunque nada más lejos de la realidad. De repente encontramos nuevas polémicas y nuevos comportamientos extraños. El entorno podemita ha propuesto que se suprima la misa de televisión española. Seguramente hay pocas cosas mas mezquinas que quitarle a viejos y enfermos la posibilidad de asistir de alguna forma a su misa semanal. Hablábamos de uno de los espacios menos vistos de la televisión, pero que de repente ha empezado a alcanzar cuotas de pantalla sin parangón. Es lo que tiene la intención de los políticos de abocarnos a la inquisición, ya religiosa, ya civil, que aspirarían a instaurar. Al fin y al cabo, tanto unos como otros manifiestan su cosmovisión inquisitorial.
Yo personalmente no voy a misa, pero lo último que se me podría pasar por la imaginación es que a mi madre le quitaran la posibilidad de hacerlo ya que no puede ir. Tanto es así que estoy pensando levantarme el domingo exclusivamente para encender la TV y posteriormente volver a acostarme para seguir durmiendo la resaca, ya que no entiendo este afán prohibicionista que nos envuelve. Y lo peor es que lo encontramos a la derecha y también a la izquierda. Lo peor seguramente sea esto ya que encontramos estas reacciones de forma transversal, acudiendo a la inquisición o bien al anticlericalismo, eternos males de la historia de España.

¿Hay quien lo entienda?
Sencillamente se nos arroja un panorama demencial, que tiene difícil explicación. Por suerte yo he encontrado una muy interesante en un artículo de opinión encontrado en el blog del periodista Juan Pina: se trata sencillamente de "ofender a los ajenos como mecanismo para reforzar la seducción de los propios". Sí, un intento de mantener viva la movilización de los acólitos y, de paso, una nueva oportunidad para hacer proselitismo desde el ataque. En efecto, actitudes propias de cualquier religión o de cualquier régimen totalitario.
Invito a todos a leer el artículo citado pues nos hará entender la situación. Posteriormente, también les invitaría a disfrazarse el próximo carnaval de algún personaje transgresor, yo ya lo he hecho en alguna ocasión. Es muy divertido. Igualmente ahora toca encender la tele los domingos y en cualquier caso recordar una de las máximas que han pervivido desde los años 60: "prohibido prohibir". Sólo así podremos mantener algo de coherencia y denunciar una de las dinámicas que más daño han hecho en la historia de este país, mezcladas con un populismo de nuevo cuño que existe en todo el orbe político nacional.

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