viernes, 10 de marzo de 2017

Señorías, señoríos, personas, personos y la tía Pascuala.

No quisiera insistir demasiado en este tema pues resulta tan evidente que se cae por su peso, se trata del uso integrador y no sexista de la lengua española. Algo que los políticos reclaman y utilizan con amplitud. En el mejor de los casos, con cierto abuso, desde el o la más humilde concejal o "concejala", hasta sus señorías y "señoríos", las congresistas y los "congresistos" de nuestra nación; en el peor caso, haciendo el más absoluto ridículo.

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La luz que nos guía.

Está bien que en algunos momentos del discurso pueda substituirse el género neutro por el masculino y el femenino, haciendo un guiño al uso no sexista del lenguaje, pero en sólo dos frases del encabezado de este artículo nos damos cuenta por un lado de lo ridículo que resulta el abuso y, por otro, que la práctica esconde una demagogia tremenda, pues el fin nunca puede justificar los medios y sobre todo no puede justificar la ignorancia.
La explicación gramatical al error y el supino desconocimiento de quien lo usa es que no sabe que existen tres géneros en el plural del castellano: el masculino, el femenino y el neutro. Por ejemplo, en diputados, el femenino es diputadas y el neutro diputados, que coincide en este caso con el masculino. En el lenguaje habitual, cuando nos referimos a mujeres y hombres en un conjunto, no utilizamos el masculino, sino que utilizamos el neutro, aunque en la mayoría de los casos coincide con la forma masculina acabada en -os, pero no siempre es así y aquí es donde se evidencia el ridículo y la más completa ignorancia de quien lo usa.
Veamos por ejemplo la palabra persona, cuyo masculino plural es personas, femenino plural, ídem y el neutro igualmente. En efecto, si quisiéramos hacer un uso no sexista de la lengua tal vez deberíamos hablar de personas y "personos". Igualmente ocurre en el caso de señorías, masculino, señorías, femenino y señorías, neutro. En ese caso para evitar el sexismo deberíamos hablar de señorías y "señoríos".
La lista de palabras en las que coincide femenino y neutro también es amplia: victimas, congresistas, socialistas..., pero sólo me referiré a algunos ejemplos utilizados en política, que es donde más opciones hay de reírnos. Se trata de palabras en las que coincide el neutro con el femenino y no con el masculino y por tanto suena mas evidente el ridículo de su utilización.
Más ligero es el error, pero no menor a mi juicio, cuando la forma masculina, femenina y neutra acaban en consonante, como en el caso de un juez o un concejal, recurriéndose habitualmente a feminizar la forma femenina como es el caso de las juezas y las concejalas, palabras que sencillamente a mi me suenan fatal, pero que puedo llegar a comprender que se utilicen. De nada parece haber servido el recurso que utilizábamos de pequeños para contestar a la pregunta "¿cuala?", no era otro que aludir a la siempre justiciera tía Pasquala, pues el masuclino, el femenino y el neutro son "cual" y nunca "cuala" y "cualo".
En cualquier caso queda claro que nos encontramos con unos políticos y políticas completamente analfabetos y lo que es peor los pobres ciudadanos nos lo creemos y vemos incluso justa esta utilización en vez de verla ridícula. No se trata de no erradicar comportamientos sexistas entre la población, sino de evitar hacer el ridículo con expresiones como jóvenes y "jóvenas", particulares y "particularas", ejemplares y "ejemplaras", porque en este caso, además no son ni sustantivos, sino que son adjetivos que se pueden sustantivizar y donde, de nuevo, se evidencia el error.
Por ello pediría a los señores políticos y políticas, que han de velar entre otras cosas por nuestra correcta forma de hablar, que dejen de hacer el ridículo, si no, tendremos que recurrir de vez en cuando a la tradicional superheroína de la corrección en el habla, nuestra venerada tía Pascuala.

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